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Alejandro Almanzar
Una típica expresión de mi madre putativa, Margarita Beato, acentuó mi ingenuidad, de la que no pretendo desprenderme, a ella, oí decir reiteradas veces, “muerto no carga lío”, y nada más cierto, no conozco a nadie, se haya llevado algo del mundo, que no sea sus buenas o malas acciones.
Quizás, el alto grado de ingenuidad de ambos, nos impedía ver donde otros ven, para que pasemos de largo, frente a lo que a simple vista está. Ella partió, sin enterarse, el mundo estaba dominado por una corporación, dueños de todo, incluyendo nuestras vidas, libertades y el libre albedrío adquirido con el nacimiento.
Es tarea compleja, descubrir el nivel espiritual, ético y moral de quienes acumulan fortunas, sin tener en cuenta medios, cuando para vivir, sólo necesitamos a “Dios”. Desde la aparición de la pandemia, insisto, en la necesidad de que los gobiernos ayuden a los humanos a asimilar esto.
Pero al parecer, quienes nos gobiernan, están tan desequilibrados emocional y mentalmente, como el común, para ni enterarse que las personas se están suicidando, aquí en USA, este fenómeno se ha disparado, incluyendo jóvenes de distintas edades, género y clases sociales.
De eso, es poco lo que hablan, pues manejan esas estadísticas secretamente para no alarmar, pero nada hacen, para evitar la gente pierda el deseo de vivir, aunque sea haciendo una campaña motivadora. Es, como si lo que llaman muerte, fuera su mejor negocio, por suerte, esta toca a todas las especies y nos desprende de cosas viejas, para proporcionarnos otras nuevas.
Las farmacéuticas, revelan los millones ganados con unas vacunas, que de poco han servido a la causa. Cuando los atentados terroristas, de septiembre 11, el FBI, indagó sobre lo que motivó a Ricardo Arjona, a grabar el Mesías, un tema grabado con anterioridad, pero que hacía alusión a esos hechos.
Sin embargo, en 2015, a Bill Gates y aliados, sólo les faltó ponerle nombre y apellido a la Coronavirus, y nadie supo, hayan sido citados para explicar qué tanto sabían del tema, aunque la teoría de la conspiración demuestra que la misma fue un plan orquestado. Es lamentable, cómo hemos caído bajo control de poderosos criminales, que determinan qué tanto debemos vivir, la calidad de vida a llevar, y sabrá Dios, hasta la familia en que debemos nacer, tales marionetas de sus ambiciones terrenales.
Una alianza blindada por cristianos, musulmanes, budistas, hinduistas, científicos, filósofos, políticos, entre otros. Y peor, los discípulos de Hipócrates han terminado más hipócritas, que hipocráticos. Muchos de ellos se niegan a vacunarse, pero no orientan a la población debidamente.
Estas son un experimento con los humanos, lo sabemos, porque nadie en sano juicio, creerá que por adelantada esté la ciencia, van a encontrar una vacuna en tan corto tiempo. Esto vino a demostrar que estamos en manos despiadadas, a quienes debemos reverenciar, y como mansos corderos, dejarnos llevar al matadero, decidiendo cuándo y quiénes deben morir. Después de estar vacunados, muchos fallecen por distintas causas, sobre todo, ataques al corazón, que ya parecen una epidemia, incluso, en personas jóvenes, que nunca habían tenido una condición de salud.
La ciencia médica, sabe perfectamente de qué se trata, pero como parte del plan, guarda total silencio; mientras el vacunado es obligado a firmar un descargo de responsabilidad de sus verdugos, dueños de esos intereses corporativos que están por encima del derecho a vivir.
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