El hospital Salvador B. Gautier, que durante mucho tiempo fue uno de los más emblemáticos del país, está tan deteriorado que las propias autoridades reconocen que precisa de atenciones urgentes para rehabilitarse.
A las malas condiciones de sus instalaciones se agrega el desorden y la crisis en los servicios. El cuadro plantea que el rescate que se ha propuesto el Servicio Nacional de Salud (SNS) no se reduce únicamente a rehabilitar las instalaciones físicas, sino el servicio a los pacientes.
El director del SNS, Mario Lama, reconoció que debido a los problemas con el sistema eléctrico y las tuberías el otrora prestigioso centro requiere atenciones urgentes. Esa necesidad choca, sin embargo, con la falta de presupuesto, aunque dijo que se le han invertido más de 300 millones de pesos para comenzar a acondicionarlo.
La realidad indica que el malestar puede prolongarse y agravarse los problemas que han limitado los servicios del hospital a su mínima expresión. Los reportajes sobre el hospital tienen en común el deterioro de las instalaciones sanitarias y la aglomeración de personas en reclamo de servicios.
En lo que se inicia la rehabilitación las autoridades pueden mejorar las atenciones y obligar a médicos y personal administrativo a que cumplan con sus obligaciones.
Las excepciones son contadas. La impresión es que los pisos ni siquiera se barren. Por lo que significa el Gautier las autoridades no pueden dejar caer, bajo ninguna circunstancia, el centro de salud.