Mi ventana óptica
Por Alejandro Almánzar
La República Dominicana ha sido el único país solidario con Haití, tanto, que algunos asumen esta es una provincia al otro lado, a quien debemos financiarle los partos de sus parturientas, proveerles salud y educación gratuita a los haitianos.
Si esa comunidad internacional actuara de frente, nos dijera, si los dominicanos somos culpables de la desgracia que ellos les crearon endeudándolos de por vidas para reconocerle la “Independencia” que nunca les dieron y dejados al garete.
Ahora dominados por la violencia que imponen pandillas armadas, de la que esa gente sólo puede huir hacia este lado, lo que pudiera situar a las dos naciones en la misma condición de extrema pobreza, donde ninguna de las dos sobreviva.
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A. Almanzar |
Un proyecto bien calculado por la hipocresía internacional, en combinación con traidores nativos, aun sabiendo que pierden el tiempo, pues costumbres, cultura, idioma y credos diametralmente opuestos nada ni nadie los puede fundir en uno solo, es como querer mezclar agua y aceite.
Rehuyendo su compromiso con ese empobrecido país se valen de delincuentes políticos de ambos lados para tratar de resolver el problema en base a nuestra existencia como pueblo soberano. Esto lo saben muchos haitianos, que no se trata de defenderlos, si no, de descargar su responsabilidad sobre otros.
Haití, debería ser reubicado en África, como sugirió en 2010 el presidente de Senegal durante el terremoto, porque por muchos traidores que tengamos en el patio, esa solución no la encontraran de este lado, ni pasando sobre nuestros cadáveres.
Hoy su penuria es peor, porque esas naciones mataron a su presidente y les armaron a criminales pandilleros para obligarlos a abandonar su territorio. ¿Para dónde huyen? Claro, hacia este lado, yo haría lo mismo. Una frontera vigilada por militares hambrientos y corruptos no pone resistencia a quienes huyen de ese estado de sitio impuesto.
Mientras distraen a la población con la inmigración ilegal, el gobierno mete un conjunto de reformas, constitucional, del Código laboral y fiscal, esta última que empobrece a la clase media y hunde a los más pobres, y sigue entreteniéndonos “persiguiendo a corruptos", caso Jochi Gómez y Hugo Beras.
No sé, hasta dónde llega nuestra paciencia para detener a un presidente y funcionarios que se burlan de esa condición de pueblo pacifico, aceptando le pongan más impuestos para ellos ejecutar su agenda fusionista, provocando un derramamiento de sangre.
He hablado de la novela (La Cabaña del Tío Tom), para quienes quieran ahondar sobre la presencia de los africanos en el continente. Aquí, la novelista estadounidense Harriet Beecher Stowe, en 1851, denunciaba el comercio de esclavos y cómo surgió el capitalismo en USA.
Se la recomiendo a esta “diplomacia haitiana”, que hoy habla de deportación brutal y racista, haciéndole el juego a Abinader, que dice estar deportando en masa a ilegales y que, si fuera cierto, somos una nación soberana e independiente, que con los haitianos sólo nos une el amor al prójimo y la vecindad.
Con derechos de aceptar en su suelo a quienes cumplan con sus leyes, aunque a este gobierno nadie le cree ni su más grande verdad y lo de la deportación masiva es otra mentira de las que nos tiene acostumbrado.
Pero siempre aclaro, los haitianos no son nuestros enemigos como nos hacen creer, los enemigos duermen con nosotros y usan nuestros recursos para conspirar contra la existencia del país.
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