Mi ventana óptica Por Alejandro Almánzar El país acudió a las urnas este domingo 19 de mayo de 2024, a elegir al presidente y congresistas...
Mi ventana óptica
Por Alejandro Almánzar
El país acudió a las urnas este domingo 19 de mayo de 2024, a elegir al presidente y congresistas, cuando escribo esta columna, no tengo los resultados finales, aunque ya se muestra una tendencia que anuncia la reelección de Luis Abinader.
Las elecciones son las únicas vías que tienen los pueblos para darse sus autoridades, y lo menos que esperamos es, la clase política se coloque a la altura de los deseos de un pueblo desesperanzado y no termine de matar la poca ilusión de la gente en esos procesos.
La actividad política, finalizaría el pasado jueves, según lo dispuesto por la JCE, aunque los del gobierno, parecen no haberse enterado, pues a pesar de que dicen que el candidato oficialista tiene un 70% de aprobación, siguen inundando las redes con propagandas.
Tal vez, es que no estén tan seguros de eso que dicen ellos y sus encuestas, la primera propaganda es la del mandatario, denunciando “le hackearon su cuenta de X, poniendo en duda la seguridad del Estado.
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| Lic. A. Almanzar |
Luego, publicaba la “había recuperado”, eso huele a desesperación e irrespeto a las leyes establecidas, pero esperaré el final, de cuántos votaron del total inscritos para analizar en contexto.
Aunque no se trata de eso este trabajo, allá los políticos y su sed de poder, hablemos de algo tan preocupante como eso, muertes violentas contra quienes defienden el Medio Ambiente y recursos naturales. Empecemos por Orlandito Jorge, no necesita presentación.
Hijo de Salvador Jorge, expresidente de un país, colocado en el trayecto del sol, según don Pedro Mir, donde se legisla y gobierna acorde con intereses de particulares, por encima del interés nacional.
Y que ciudadanos preocupados por su destino, tienen que jugar el rol de la autoridad designadas para tales fines. Caso Francisco Ortiz, quien, al decir de familiares, se levantó de su cama para investigar quienes estaban matando el río Tireo, de Constanza, al lado de su casa.
Al llegar, y tratar de detener este ecocidio cometido por alguna autoridad, le dieron tres tiros y su cuerpo fue llevado a botarlo en San Juan de la Maguana, como para que sus familiares no encontraran ni siquiera una tumba donde ir a llevarle flores.
Enterrado en la maleza, como cualquier animal sin dolientes. Pero si al hijo de un exmandatario lo mataron en su propio despacho y al asesino, hasta le permiten llamar a estaciones radiales para dar declaraciones justificando su accionar, sería como perder el tiempo pedir justicia por un simple obrero que, ante la dejadez de la autoridad, decidió aquella noche ir a enfrentar a los depredadores, que apoyados en el poder decidieron acabar con su existencia.
La desgracia de una sociedad, donde los que están para velar por los recursos naturales, la paz de los ciudadanos, no cumplen con sus deberes, no sé, si algo así puede ser un país. Por eso, tanto Orlandito como Francisco, dejaron de existir por enfrentar a quienes creen que el Estado no tiene dolientes.
Dicen los vecinos, que el camión usado para sacar arena del río Tireo aquella noche, es propiedad del exalcalde, pero no nos sorprendería que, a este, ninguna autoridad lo ha llamado a los tribunales a explicar lo ocurrido. La familia del malogrado ambientalista tendrá que conformarse con beberse sus lágrimas mientras una población cómplice calla.
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