POR RAMÓN MARTÍNEZ rmhalcon@gmail.com NEW YORK.– Vamos por un rumbo en donde el paso de los años para muchos, pero para muchos humanos es más una carga, un problema que una bella e imborrable experiencia.–
– En ella encontrábamos el sano aprecio, cariño, visita y atenciones de los hijos, los nietos, los amigos o amigas de la infancia.– Arribar a la vejez en este estadio puede ser doloroso.– Los tiempos han ido cambiando, en muchos 24 horas son menos que 15, estamos atrapados en un ambiente donde el nacer del día apenas los sentimos para recibir con un cansancio extremo la noche.– El momento de calidad que en “modo de devolución o de agradecimiento” que debemos dar a nuestros antecesores es cada vez menos.– Hoy no es ayer.– En el pasado era norm
Llegar a la adultez era una meta.al ver que el hijo ya con familia propia, recogía sus descendientes y se iba hacia a casa materna a brindarle alegría a los viejos, limpiar la casa y los nietos darle alegría a los abuelos.– Por no decir que eso desapareció, ya eso se ve muy poco.– Vivimos en un mundo en donde muchas veces, para muchos hijos los padres son una carga, una limitante en sus vidas particulares y, para otros descendientes sus progenitores son vistos como una mercancía a la que hay que utilizar para ganar dinero.– La cultura del agradecimiento hacia nuestros procreadores sigue muriendo y para completar la ley del mercado influye para que los hijos en vez de tener en sus casas a sus padres, los lleven a “empresas para cuidar personas de la tercera edad”.– No en todos, pero en muchos de estos espacios, el trato hacia nuestros padres viejos o abuelos apenas llega al mínimo del cuidado o cariño que debe recibir aquella persona que lo “dió o sacrificó todo” por mi o por usted.– A esto se agrega que muchas veces, no sacamos el tiempo para ir a ver, hablar, responder preguntas, disfrutar la profunda mirada, el sonido en declive de la voz, compartir los pasos lentos, o sentir la tibieza de una mano arrugada que hizo de todo para darnos la vida.– Cierto hoy no es ayer.– Pero saquen tiempo, acorten distancias, tengan momentos para ver, escuchar, entender a sus viejos quizás eso es lo que ellos más necesitan en su último tramo.–