Por Johnny Báez
Ayer, jueves 09 de mayo, en horas de la tarde-noche, un grupo de banilejos (ocho en total), tuvimos la honra y la complacencia de ser invitados especiales por la honorable Embajada de Venezuela en Santo Domingo, para la gala que se llevó a cabo en las instalaciones del "Buque Escuela Simón Bolivar, de la Armada de Venezuela" (llamado también: "El Embajador sin Fronteras".
Esta nave-escuela marítima, de 82 metros de eslora, construida desde hace más de cuatro décadas, navega con 65 tripulantes (personal mixto), entre oficiales de distintas graduaciones, cadetes, y personal de labores.
Este Buque-Escuela, tenía cuatro años que no atracaba en la rada de Santo Domingo. (Por la pandemia del Covi-19, las visitas a diversos lugares del mundo, fueron suspendidas por dicha escuela marítima): Emblema y orgullo de Venezuela.
Los que tienen la ocasión de visitar dicha embarcación, llevarán por siempre, no solo hermosos recuerdos, sino la experiencia única, memorable y entretenida, jamás vivida. En las fotos, se pueden observar a un servidor, en momentos de saludar al encargado de negocios de la legación venezolana en Santo Domingo, el camarada lván Salerno, a Danilo Objío (quien se hizo acompañar de su inteligente y cariñoso nieto: el primogénito de la periodista Yaeli Báez), mientras recibe un afectuoso saludo, de un oficial del alto mando.
También podemos ver, al doctor (médico)) Castalio Rodríguez, al arquitecto Fremio Mejía (Paco), al licenciado Rafael Aquiles Rivera, al licenciado y connotado medioambientalista, Joaquín Bautista, así como también, a un "pirata", salido de las profundas y navegables aguas del romántico Ozama; y por último (igual que el etílico Pirata, que no son banilejos), el cantante, director de orquesta, y viceministro de cultura, Bonny Cepeda, quien deleitó y puso a bailar a medio barco, con sus sabrosos merengues, así como también, los fraternales y cariñosos saludos de felicitación, a venezolanos y dominicanos, que en la inolvidable noche de ayer, nos dimos cita en aquella estructura de madera, en una estrellada y agradable noche de plenilunio.