Mi ventana óptica
Por Alejandro Almanzar
No queremos politizar casos tan sensibles como el de la muerte de personas en distintos hechos, mayormente niños, porque no es mi estilo, ni tengo intereses en la actividad de Platón, pero si abordarlos provoca grietas en el fanatismo partidista, ya eso no puedo evitarlo y lo siento, pues tampoco es la intención.
Pero es que, cuando la autoridad abandona su rol para concentrarse en proyectos y propósitos de sus conveniencias, dejando de lado la responsabilidad que asumen al tomar juramento para desempeñar sus funciones, esto sí, que es preocupante, y peor, que la sociedad sea indiferente ante tan funesto comportamiento de sus funcionarios.ALEJANDRO ALMANZAR
Como el que no quiere la cosa y con poca presencia en una prensa arrodillada al gobierno, ya suman diez niños muertos como consecuencia del infierno desatado en Salcedo, con fuegos artificiales, mientras participaban del Carnaval, un ejemplo, de que quienes gobiernan no sólo son incapaces de prevenir la delincuencia, sino, que tampoco hechos lamentables como este.
Edwin Arias, de 16 años, se convirtió en la última víctima, después de Carlos Blanco, Joel Alexander García, Ángel Santos, Adriel Leonardo Abreu, Cesar Junior Polonia, Aquiel Diloné y el adulto Henry Rosario, Janelvi Jiménez y Esteban Hernández. Randiel Abreu, aún lucha por su existencia en el Shriners Hospital For Children, en Boston, Massachusetts, Estados Unidos.
Cuando expresamos nuestras preocupaciones por el pobre manejo de las instituciones estatales, de ahí partimos, el presidente afirma que los "chelitos le rinden", pero sólo tenemos que ver servicios básicos, como de emergencias, electricidad, hospitalarios, para convencernos que sólo se trata de un discurso vibrante, pero nada sustancioso para la población.
Seguimos viendo el despilfarro con fines electoreros, aunque hospitales, escuelas, recintos policiales se caen a pedazos, como si la ficción pudiera superar con palabras la realidad. Quizás, alguien diga que lo sucedido en Salcedo, no es culpa del gobierno, pero lo innegable es, que un hecho así sólo puede ocurrir donde no existe nadie para regular nada, ni siquiera el manejo y uso de la pirotecnia.
Ahora tampoco sé, si culpar a las autoridades o a la delincuencia de la muerte de la niña de 9 añitos, Kylie Naomi, en Cristo Rey, este fin de semana, cuando viajaba con su madre en hora de la noche, después de celebrar el cumpleaños de su abuelito.
Un tiro, la impactó en la cabeza, mientras unos delincuentes ejecutaban un asalto dicen sus familiares. Yinet Morla, dama de 28 años, recién graduada de Educación, muerta violentamente en Hato Mayor, Leonel Apolinar Ramos, en Cotuí, una zona al nordeste del país, donde las autoridades deberían poner su mirada con la violencia en esa demarcación.
Hace unos días, por ahí mismo, fue asesinada la joven Yannely Andreina, de múltiples puñaladas a mano de una adulta y otros posibles cómplices. El sicariato sigue indetenible, Eledi Margarita Pérez de Vargas, sufrió un atentado a tiros, que la mantiene hospitalizada en Santiago, dicen los medios que está estabilizada.
Las calles están vueltas un infierno, mientras el grueso de funcionarios anda detrás de la reelección presidencial, descuidando su responsabilidad para lo cual fueron elegidos.
Estos hechos dejan al descubierto la indiferencia ante las tragedias que vive el país, incluyendo congresistas, que limitan su rol sólo a levantar la mano para aprobar proyectos que vayan en consonancia con sus intereses.
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