Aquí, su
historia
Por Arcadio
Lugo Puello
Desde mi niñez escuchaba la
expresión a Precio de Vaca Muerta pero no tenía idea de que se trataba, un día
cualquiera pregunte al respecto a mi abuela paterna, quien me crio, ella había
nacido en un campo de San Cristóbal República Dominicana en el 1902 y a pesar
de ser analfabeta tenía muchos conocimientos prácticos adquiridos en el diario
vivir.
Ella me relató que en el campo cuando alguién mataba un animal, fuera una vaca, un cerdo o un chivo para venderlo al detalle a los amigos y vecinos, en el proceso de venta de la carne se presentaba una escala descendente en el precio de la libra de la carne, es decir, que dependiendo de los días que habían pasado contando desde el primer día de sacrificar el animal, variaban los precios de la libra.
Lic. Arcadio Lugo Puello |
Esta escala se regía de la siguiente manera, el primer día la libra de carne costaba 3 centavos, el segundo día 2 centavos , el tercer día 1 centavo, y ya de este último precio en adelante se le llamaba A PRECIO DE VACA MUERTA.
Así las cosas, vemos que hasta ahí la mercancía tenía su clientela, pero
si aun así quedaba carne ellos le buscaban una salida porque no tenían donde
guardarla y a lo peor era mucha para comérsela en familia, entonces la
ofertaban a medio centavo por libra. El medio centavo era una moneda llamada
MOTA, que aún muchas personas la llevan en su cartera a los fines llamar la
buena suerte.
Usada esta opción y no se terminaba la carne, entonces optaban por otras
alternativas que consistían en venderla a crédito o fiao. También apelaban al
trueque, es decir, la cambiaban por otro producto, por maíz, yuca, plátano etc.
Y, ya para rematar lo que quedaba se la vendían a la vecindad por
trabajo en la parcela o conuco y así hacer más livianas las labores agrícolas.
Pero estas últimas alternativas tenían el riesgo de que la gente se inventaba
cuentos de que la carne estaba dañada, que a los hijos le dio vómitos y
diarrea, que cuando la pusieron a cocinar hedía y, en fin, toda esta inventiva la argumentaban
con el fin de justificar que se trataba de un animal muerto y no pagar la deuda
contraída.Balanza antigua
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Otro inconveniente que se presentaba era que
trataban por un día de trabajo de un hombre y resulta que el día de pagar con
ese día de trabajo, el deudor mandaba a uno de los muchachos y el vendedor se
sentía traicionado porque el muchacho no rendía igual que un hombre y ésta
actuación tendía a marchitar las relaciones entre los vecinos.
Otro tópico que me adujo
la abuela era la forma de pesar la carne porque en el campo nadie tenía “peso”
para pesar la mercancía, por lo que se
valían de piedras. Explico: Las personas
que se dedicaban a la función de
carnicero tenían piedras con diferentes pesos, 1, 2, 3, 4, 5, etc.
libras y hacían una balanza rudimentaria colocaban una tabla atravesada y
elevada sobre un objeto y en un extremo colocaban una piedra por ejemplo de 5
libras y en el otro extremo hacían el contrapeso con carne hasta que la tabla
se mantenía en equilibrio sin inclinarse a un
lado más que otro.
Lo que hemos narrado hasta
aquí es una versión popular dominicana respecto a esta expresión. Hoy la
Geología y la Paleontología han acuñado esta expresión asociándola a lo
relativo a la extracción de hidrocarburos.
También en la actualidad en el ámbito de la contabilidad, la economía se
barajan estos términos, además cuando se trata de analizar lo contentivo a
costo de producción y la venta del producto final buscando los márgenes de
ganancia y cuando el costo para producir una mercancía y el precio de venta no
se marca gran diferencia o ganancia se habla de precio de vaca muerta, es
decir, que la ganancia es mínima. Ahí podemos recordar cuando en República
Dominicana se habló de vender la planta Punta Catalina, que se dijo que se
proponían venderla a PRECIO DE VACA MUERTA.