Mi ventana óptica
Por Alejandro Almánzar
No hace tantísimo tiempo oímos hablar de esto, aunque tampoco es de reciente descubrimiento, pues hace rato se viene investigando y aplicando. Y como siempre, aparecen quienes resueltamente se resisten al cambio, por eso, no es extraño escucharlos hablar del temor que les genera ver el fin de la mano de obra.
Aunque no están del todo equivocados, ya que, en países del Asia y Europa, encontramos restaurantes y negocios de servicios, donde la robótica ha desplazado personal, pero no olvidemos, que por más inteligente que resulte la Inteligencia Artificial, nunca podrá operar sin el cerebro que la creó y menos superarlo.
La tarea se circunscribe en asumir cada día como un mundo nuevo en el que empezamos a vivir, pues se trata de fenómenos que no llegan de la noche a la mañana, en lo que tenemos suficiente espacio para hacer ajustes y ponernos a tono con los avances tecnológicos, lo cual siempre redundará en beneficio a la humanidad, sin importar perdamos algunas colocaciones del mercado laboral.
Es normal, que quien se gana la vida conduciendo un auto montando pasajeros, sin más medio de sustento, sienta preocupación, pero el error no es de esta tecnología que viene imparable, sino, suya, por no entender que debe ir a tono con cambios que nada, ni nadie detendrá temiendo al futuro.
Sobre el vehículo autónomo, falta mucho para tenerlo con nosotros, aunque desde hace años trabajan para lanzarlo, según expertos, la mayor complicación ha sido la seguridad de los peatones en grandes ciudades, pues en pruebas realizadas descubrieron que el sistema no reconoce cuando, por ejemplo, un anciano va a cruzar la línea del peatón y pudiera accidentarlo.
Lic. Alejandro Almánzar |
Eso significa, posiblemente todavía tengamos que esperar décadas para eso, dejando en el pasado abordar vehículos con alguien al volante. En cambio, tendremos un sistema, provisto de un idioma universal, que podrá entendernos, sin miedo al acento conque lo pronunciemos.
Viví la experiencia con la medicina al someterme a una cirugía de retina, el medico tenía aspecto asiático y los términos que yo no dominaba en inglés, él, desde su celular, con inteligencia artificial, hablaba de forma natural, como si ambos hubiésemos hablado el mismo idioma.
Contrario, a esperar aparezca un traductor, noté, “pedían permiso, tanto al paciente, como a una central, no sé si internamente”, eso demuestra, que la medicina es una de las ramas de la ciencia que ya se beneficia. Incluso, algunos creen, que artistas y actores pudieran ser desplazados por la Inteligencia Artificial.
Como diciendo, “deben reinventarse”. Pero que algunos sigan contradiciendo a Heráclito, intentando bañarse con el agua que por debajo del puente pasó, eso es un asunto muy particular. Tal vez, consciente de eso, siempre he preferido un libro a un millón de dólares, pues el primero me libera de la ignorancia, mientras el último puede volverme vanidoso y desviarme de los planes que al mundo me trajeron, aprender de esta escuela terrenal, para que la dominación complique menos mi existir.
El mundo se renueva con cada 24 horas del recorrido que hace la tierra, por lo que resistirme a cambios, es como negarme a vivir en un planeta que para nada se detiene, como nos dijera el italiano Galileo Galilei, siglo XVII, susurrando su (Eppur Si muove), mientras “se retractaba” ante la (Santa Inquisición).
Twitter, @laactualidadtv
You Tube, @miventanatv4636
Tic Tok, @alejandroalmanzar470