Por Alejandro Almánzar
El mundo es cambiante y eso mejor que nadie nos lo enseñó Mercedes Sosa, con aquello de “Todo Cambia”. Pero lo que parece no cambiar es la mentalidad de quienes manejan la agenda de nosotros como si fuéramos su recua, rebaño o ganado que con una estampa definen su tipo, aunque claro, los cambios estarán siempre sujetos a sus intereses.
Por eso, aunque pasados los siglos, mantienen viva la discusión sobre lo racial. Es que, mientras esto genere publicidad y ganancias de causas, sobre todo, encuentre a quienes de cualquier manera lo alimenten, este debate no desaparecerá.
Porque sólo se publicita lo que se quiere comercializar en el mercado, aquí recuerdo la enseñanza de un profesor para evitar ser marcado con un seudónimo y era no rechazar el sobrenombre que alguien me pusiera y da resultados.
Y es algo que sectores de la raza negra tendrán que aprender, a no alimentar la idea de que su color es una causa que les discrimina, pues siempre he tenido claro, que no toda mujer u hombre blanco es bonito o bonita, como tampoco toda mujer u hombre negro será fea o feo y eso basta, pues al final lo que se impone es el valor de esa alma o espíritu que escogió ese color para expresarse al mundo.
Por lo menos, ya se levantan voces autorizadas como las del paleontólogo español, José María Bermúdez, profesor y premio Príncipe de Austria, 1997, quien elevó su protesta ante su organización la RAE, porque todavía esta institución mantiene definiciones del término “raza” que discriminan.
Como si el mundo se hubiese detenido en la Edad Media, cuando todo obscureció, en que a la humanidad se le hundió en las tinieblas, la que todavía mantiene el cerebro de muchos programados para ver la inferioridad o superioridad de acuerdo al color de la piel de alguien, quien debe ser tratado de acuerdo a esas definiciones carentes de lógica y rigor científico.
Es una vergüenza, la Real Academia Española mantenga vivo algo tan ridículo y bochornoso, manteniendo personas estereotipadas por el color de piel y tipos de cabellos; una aplicación que data de cuando el obscurantismo prevaleció para supremacistas colocarse por encima de aquellos que tal vez, vieron superiores a ellos.
Unas reglas con carácter de dominación, siguen siendo empleadas para tratar de disminuir la grandeza espiritual de individuos. El catedrático, como también miembro de la entidad rectora, sugirió durante el IX Congreso de la Lengua, que la palabra “raza” debe definirse como “cada uno de los grupos en los que, sin fundamento científico, se ha subdivido a la humanidad por afinidades de su fenotipo”, como queriendo decirle que quienes así siguen pensando permanecen con la mentalidad estancada, sin evolucionar en el tiempo, pues como recordaran, todavía esta define la "raza" como “Castas, calidad del origen o Linaje” para diferenciar a personas.
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