Por Perfecto Martinez Saludos . La representante de las Naciones Unidas en República Dominicana, Inka Mattila, formuló la advertencia de qu...
Por Perfecto Martinez
Saludos. La representante de las Naciones Unidas en República Dominicana, Inka Mattila, formuló la advertencia de que, a menos que no haya “un cambio drástico” en el consumo de plástico, para el 2050 en los océanos habrá más desechos de ese material que peces. En consecuencia, llamó a la población a tener consciencia del problema expuesto.
A pesar de que lo planteado es de suma preocupación para la humanidad, entiendo que el enfoque es inapropiado en tanto evade tocar la verdadera raíz del problema.
Los ríos, mares, lagos y océanos son hoy reservorios de grandes cargas de contaminantes plásticos, pero es incorrecto cargar la exclusiva responsabilidad a los consumidores, mientras se ignora o exonera de culpa a las grandes y poderosas compañías fabricantes.
Si el propósito es salvar los océanos y con ellos al planeta, lo urgente sería cortar el mal de raíz sustituyendo la producción y uso masivo del plástico, en vez de insistir en campañas de conciencia ciudadana que no han servido de nada. Continuar por ese bajadero, es igual a que reprochamos al perro por llenarnos la casa de pulgas, mientras no hacemos nada por acabar con el insecto.
A pesar de que lo planteado es de suma preocupación para la humanidad, entiendo que el enfoque es inapropiado en tanto evade tocar la verdadera raíz del problema.
Los ríos, mares, lagos y océanos son hoy reservorios de grandes cargas de contaminantes plásticos, pero es incorrecto cargar la exclusiva responsabilidad a los consumidores, mientras se ignora o exonera de culpa a las grandes y poderosas compañías fabricantes.
Si el propósito es salvar los océanos y con ellos al planeta, lo urgente sería cortar el mal de raíz sustituyendo la producción y uso masivo del plástico, en vez de insistir en campañas de conciencia ciudadana que no han servido de nada. Continuar por ese bajadero, es igual a que reprochamos al perro por llenarnos la casa de pulgas, mientras no hacemos nada por acabar con el insecto.