Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
Los cambios pueden ser difíciles de asimilar, pero es lo que determina si avanzamos o permanecemos petrificados en tiempo y espacio, pues la humanidad en manos de estos imperios no está garantizada, como tampoco eso llamado Democracia y Soberanía, sin que tengamos claro hacia dónde nos llevan.
Si vamos camino a la dictadura del miedo impuesta por quienes para repartirse el mundo se han artillado con armas de destrucción masiva, con lo que ponen en un eminente peligro la sobrevivencia del Estado que no la posea.
La determinación de los pueblos queda a merced de esos grupos, que los obligarán a ceder su Independencia y Soberanía como dijimos, a menos que no tomen la decisión de dejar de invertir en educación y salud para artillarse con estas.
Mientras veíamos el pugilato entre Socialismo y Capitalismo, todo parecía normal, luego a estas dos corrientes se agregó el Neoliberalismo con su Globalización y quienes no conocen el proceder de las potencias creyeron que la lucha se centraría única y exclusivamente en controlar los mercados.
Pero no, sus planes van dirigidos a controlarlo todo, incluyendo coartar el derecho hasta de almas y espíritu a buscar un espacio en la tierra para continuar su ascenso, buscando a cualquier precio, localizaciones estratégicas para mover sus negocios sin interferencia del enemigo y el conflicto Rusia-Ucrania tiene mucho de ese componente.
Nada nuevo, ya conocemos por qué existe el Continente Americano, cuando los europeos se vieron obligados a salir en busca de nuevas rutas para mover sus mercancías por haber sufrido derrotas que les cerraron espacios marítimos.
Por eso fue aquello de tierra arrasada con los nativos que encontraron a sus pasos para saquearles sus tierras, pero ahora no sólo se trata de saquearnos lo que tenemos, si no, decidir nuestro futuro como naciones, que al carecer del recurso nuclear deberán cederlo todo, incluyendo identidad propia y cultura.
Estamos casi montados en un tren llamado Nuevo Orden, que sólo sus planificadores tienen claro de lo que buscan imponernos. De ahí, las amenazas y reprimendas que se hacen como las fieras que buscan adueñarse de la presa ajena.
El mejor ejemplo de esto es Corea del Norte, el régimen de Pionyang, tuvo advertido de que ya un Ejército convencional sirve de nada, por numeroso que sea, para garantizar su permanencia de país soberano y así lo hizo.
Sin mucha bulla, sorprendió a sus enemigos anunciándoles que tenía varias Ojivas instaladas para defender su territorio y que no vacilaría en emplearla en caso de ser atacado y quizás por eso hoy no está intervenido militarmente por estas potencias arrogantes.
¿Qué pasará con países, donde los políticos sólo se concentran en la corrupción, sin ninguna posibilidad de defensa ante el peligro que representan las armas nucleares en manos de enemigos despiadados y poderosos? ¿Seguirán abasteciéndose de armas desechadas por estos?
Posiblemente, a ninguno de ellos se le ocurra desatar una guerra biológica de la que no podrán escapar, pero la experiencia demuestra que cuando la frustración supera la realidad, la irracionalidad hace perder la cordura, caso Hiroshima y Nagasaki 1945.
Lo anterior advierte, “toda nación que se quede fuera de la carrera de armas biológica o de destrucción masiva estará dejando su soberanía y futuro a merced de gente que de la palabra piedad y respeto nada entiende”. ¿Entendido?
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