dom, 19 feb, 22:33 (hace 2 días) |  |
Por Alejandro Almánzar
Sin presumir del nuevo Nostradamus, iniciando la pandemia advertía de problemas mentales y emocionales en la población, para que previnieran una posible escalada de violencia para la humanidad. Y, por el contrario, hemos estado sometidos a una violencia de Estado, como si el plan fuera convertir al mundo en un manicomio a cielo abierto, donde la paz y sosiego sean imposible.
En La República Dominicana, esos hechos están desbordados, una sociedad dejada al garete por autoridades que bien no llegan al poder para iniciar planes continuistas que absorben el tiempo de los funcionarios dejando al ciudadano desamparado.
Un ejemplo es el servicio de comunicación, esas compañías no tienen quien desde el gobierno les haga saber que las personas deben recibir el servicio por el que pagan, aunque llueven las quejas de quienes pagando caro por un internet que no reciben, tal vez, la peor violencia, porque la gente no tiene a quien acudir.
En la Guáyiga, Pedro Brand, una pareja de esposos desaparece y sus cuerpos fueron encontrados en un pozo séptico en esos alrededores, hecho del cual se sabe poco, pero que deja ver las huellas del crimen organizado. En San Francisco de Macorís, Steven Alberto, estudiante universitario, golpea al joven Edgar Taveras, por una simple discusión según compañeros.
Lic. Alejandro Almánzar
Donelly Martínez, con 11 años, jamás pensó que ir a ver las comparsas en su Santiago natal sería motivo para dejar este mundo. Que un agente policial lo mataría de un disparo "accidentalmente", mientras su padre se enfrascaba en un forcejeo con el uniformado por un tema de música alta, donde no hay respeto por la vida, menos podemos espera eso hacia una autoridad, que con su accionar también deja mucho que desear. Terrenalmente no entiendo muchas cosas humanas, quizás por eso desde niño me consideraban un (bicho raro), pues aún me parece vivir en un (mundo equivocado) aunque el equivocado pudiera ser ese espíritu que encarna a Alejandro.
¿Qué razones tiene una patrulla policial para reclamar música alta en una actividad carnavalesca, donde la población se da cita a botar el stress con las ocurrencias de comparsas? ¿Pero cómo un padre tampoco puede reflexionar que la seguridad de su hijo nadie mas que él debe garantizarla?
Esmeralda Richiez, adolescente higüeyana con 16 años, sus padres creyendo estamos en los tiempos cuando el educador era el segundo padre de los alumnos, se olvidaron que la depredación sexual llegó a las aulas con "educadores" libidinosos. Fue llevada en horas avanzadas de la noche a una playa de Bávaro, donde según el INACIF, resultó sometida a un ataque sexual violento por su profesor John Kelly Martínez, provocándole la muerte dice el Ministerio Público.
Las mafias que roban niños en maternidades no dan tregua, no pasa un mes de la sustracción de una recién nacida en Los Mina, cuando otra señora usando la misma modalidad entra vestida de enfermera al hospital de SFM y se llevaba otro bebé, como si se tratara de acciones bien organizadas.
Abinader y funcionarios de su gobierno someten un anteproyecto de ley complaciendo a la comunidad internacional para vaciar la población haitiana hacia nuestro país. El Carnaval dejó de ser fiesta popular y grupos se diputan el control en La Vega y Santiago. Y ¡El Diablo! Aprovechando este febrero impetuoso se apareció a una escuela banileja. ¿No habían comido los estudiantes que lo vieron?
Twitter, @laactualidadTV
You Tube, @miventanatv4636
