Por Alejandro Almanzar
El mundo, ansían tener de gobernantes a hombres como este, pero lamentablemente, él es único y viene de un hogar, que posiblemente no sea común en nuestras Américas y quizás de otros continentes.
Aunque he hablado de Singapur, un país con niveles de corrupción y violencia superiores a la enfrentada por el salvadoreño, y cómo un hombre, comprometido con los valores de su pueblo cambió todo en tiempo récord.
Hablo del presidente Lee Kuan Yew, un referente histórico, que llevó a esa nación asiática de ser la mas peligrosa del mundo, a una de las mas segura y tranquila, de lo que todavía disfrutan sus ciudadanos.
Pero, cuánto daríamos los discípulos de Duarte, porque apareciera alguien semejante a estos dos inmortales, que deje a un lado la politiquería y se centre en cambiar ese orden que nos avergüenza. Los dominicanos, no tendríamos razones para vivir en estados tan deplorables, si no fuera por esta realidad.
Recordamos, que a la llegada al poder de Bukele, como en Singapur, cualquiera lo pensaba mejor para visitar a El Salvador, donde como en un Haití cualquiera, las pandillas y bandas imponían sus propias leyes.
Las Fuerzas Armadas corrompidas, desmoralizadas y una policía acobardada y en complicidad con los criminales, quienes portaban armas de mas calibres que su ejército, algo que sólo la corrupción y la complicidad de poderosos podía admitir.
No sabemos cuándo, pero lo mismo soñamos, quienes deseamos una República Dominicana, enrumbada por el sendero del decoro y la decencia, con un presidente que, en lugar de responder a la geopolítica imperial, enfrente estos ademanes.
Las Américas, deberían ser pobladas por ellos, si queremos ver desaparecer la desigualdad y esas injusticias que nos obliga a coger yolas y cruzar fronteras en busca de la supervivencia. La llegada del PLD al poder, en 1996, demostró, que nuestro país produce riquezas para que ningún ciudadano tenga que salir huyendo por problemas económicos, y lo que falta es un manejo ético y moral del Estado.
Pero Jacobo Majluta, repitió hasta el cansancio, "tenemos un país rico, pobremente administrado" que, para buen entendedor, nos lo decía todo, porque, donde los poderes se corrompen, sólo impera el caos y la vulnerabilidad de su pueblo.
Perdiendo lo mas elemental, el orden, la ley y la justicia, pues eso explica que, tengamos un país lleno de narcotraficantes, sicarios, secuestradores y traficantes de indocumentados en esa frontera dominico-haitiana.
Un desorden, que produce acciones irresponsables como la volcadura de un autobús con turistas en Bávaro, el pasado jueves, donde murieron extranjeros, y dice el Ministerio Público, el “conductor manejaba bajo efectos de la cocaína”.
Pero el colmo, circula un video en las redes, mostrando a un policía, manipular documentos encontrados en la escena de un crimen, sin ningún protocolo para resguardar las evidencias de lo sucedido, y que nadie descarta, sean posibles uniformados los ejecutores del hecho sangriento.
Pero de seguro, que nadie investigará el mantenimiento del autobús accidentado, porque el sistema está diseñado para que dueños del capital sean intocables, aun poniendo vidas en juego y empañando la imagen del país.
Funcionarios, que no cumplen con sus responsabilidades. Pero si se cumple aquello de que todo mal obra para bien, tantos males juntos, algo bueno producirán, aunque sea el hartazgo de un pueblo, que buscará a un Nayib Bukele o Lee Kuan Yew, para terminar con esos absurdos.
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