Por Milton Olivo
Me desperté pensando sobre la miseria de los municipios. Y reflexionando, que el país está formado por municipios, y como el todo está formado por sus partes, el atraso de los municipios es el atraso del país.
Lo primero es entender las causas. Pues conociendo el origen del problema ya sabremos sobre que troncos poner el hacha.
Lo primero es que los municipios no tienen ninguna entidad que se encargue de estudiar la situación, diseñar plan de desarrollo, y ejecutarlo.
Y lo peor es, que ni siquiera disponen de los recursos, pues los que reciben, apena sirve para pagar empleados, recoger basura y construir de forma limitadas aceras y contenes.
Cuando pienso en la solución, pienso en la necesidad de una reforma Constitucional, donde las provincias puedan escoger sus propios gobernadores, dispongan de sus ministerios provinciales, y tengan asignados sus presupuestos.
Al disponer de sus propios ministerios, ministerios integrados por los técnicos locales, desarrollando sus planes de desarrollo local. Y que se establezca en una nueva Constitución, que de la partida de inversión del presupuesto nacional, el 50% sea repartido entre las provincias en proporción de sus habitantes, como presupuesto provincial.
Pero hay que fortalecer el concepto de gobierno locales municipales. Que es quien debe colectar los impuestos locales, Y debe establecerse que un % de estos impuestos, se queden en el municipio. Además de tener la libertad de crear impuestos locales, vía su consejo de regidores, para impulsar su desarrollo local.
Y si las provincias van a tener sus propios ministerios, los actuales ministerios nacionales (excluyendo Interior y FFAA) pueden ser convertidos en Centros de investigación, desarrollo e Innovación, para asesorar el gobierno central y los ministerios provinciales.
Una visión clara para avanzar en el sendero del cambio es tener claro, que es de locos o de ingenuos, pensar impulsar cambios, haciendo las cosas de la misma manera.
Cuando la justicia no es confiable, el curso de los acontecimientos en las sociedades se tuerce. Los municipios deben designar sus fiscales. Que podría establecerse sean electos por los profesores de escuelas públicas.
Debe establecerse el sistema de jurados, para poner en manos del pueblo la justicia. Y la Policía Nacional, convertirla en policías municipales, cuyo director sea designado por los Consejos de seguridad Municipales, formado por los regidores, el cura, y los pastores evangélicos.
El actual modelo Constitucional de organización del estado, si desde 1844 no ha funcionado, no podemos espera que funcionen mañana. Es vital impulsar los debidos cambios.
Estos cambios propuestos, representarán un universo de oxigeno, transparencia, justicia y recursos para los municipios, que lo impulsaran a florecer, desarrollarse y erradicar el desempleo.
Y con estos nos acercaremos cada vez más a la meta, de hacer realidad una Quisqueya potencia.
El autor es escritor y ciudadano nacionalista.