Por MARINO-CEDEÑO-CHALAS
Es bien conocido que la policía Nacional es un organismo del Estado cuya misión principal es la de mantener el orden en la sociedad, proteger a los ciudadanos y a todas las personas que conviven en una sociedad o conglomerado social y por demás vigilar y proteger la propiedad pública y privada, y garantizar la paz ciudadana. La Policía es un cuerpo civil armado según nuestra legislación.
La Procuraduría General de la República es el organismo rector, coordinador del Ministerio Público, quien a su vez es la institución responsable de perseguir el crimen, capturar a los responsables y someterlos a la justicia. Es ésta entidad la encargada de la investigación de los hechos que transgredan la Ley. El Ministerio Público es el organismo llamado a proteger y defender la sociedad buscando y haciendo posible que quienes generen hechos nocivos a la población sean castigados conforme lo establece la Constitución y demás leyes adjetivas.
Nuestro modelo democrático vigente desde el año 1961 a la fecha no ha sabido establecer su verdadero rol y funcionamiento, es decir, cuando los dominicanos y (as) pusieron fin a la dictadura trujillista de 31 años de Rafael L. Trujillo Molina, oh perdón, quise decir cuando mataron a Trujillo porque a mi entender nunca se acabó con la dictadura, pero retomando el tema, el sistema democrático no erradicó la estructura montada por Trujillo.
La policía tampoco cambió mucho en su funcionamiento, por eso vemos a una policía que se cree un cuerpo militar e incluso todavía mantiene los mismos rangos o jerarquías que los miembros de los cuerpos castrenses.
Practica la tortura como metodo de investigación, asesina personas ya detenidas y esposadas, e incluso, comete asesinatos dentro de sus propios cuarteles o destacamentos con personas detenidas, es una policía sedienta de sangre, cual si fuera drácula bajo la luz de la luna y en muchos casos en plena luz del día.
Una policía que todavía piensa y actúa de tal manera que solo obedece, supuestamente, a órdenes superiores, quebrando en la mayoría de los casos la Ley, y poniendo al Presidente de la República, y a sus organismos superiores en situaciones incómodas y cuestionables, como es el Ministerio de Interior y Policía, y el otro organismo es el Ministerio Público, cuyo máximo representante es el Procurador(a) General de la República.
Dada la debilidad del sistema democrático ambas instituciones no se aceptan entre sí subordinación una de otra tal cual lo establece la Ley. Pero tampoco los actores del sistema han sido capaces de organizar las fichas del ajedrez sobre el tablero de la democracia y hacer que cada uno cumpla su función disciplinada y ordenadamente ajustada a la Ley.
El autor es periodista