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Por Charlie Núñez
En gran medida, la falta de credibilidad de una gran parte de la población hacia los políticos dominicanos, es que cuando se está en oposición lo critican todo sin reconocer nada y cuando se está en el gobierno se justifica todo sin admitir nada. Ambas posiciones son abusivas, incorrectas, poco serias, oportunistas, engañosas y poco inteligentes.
No estamos planteando que sea la oposición que juegue papel de relacionista público del gobierno ni el gobierno jugar papel de la oposición, pero escuchar para rectificar, castigar actitudes o acciones de quienes traicionan la confianza, sin importar quien sea y actuar con principios éticos, humildad, sacrificio. Cumplir con la palabra empeñada es lo que ayudaría a recuperar esa confianza, ya que es cuando se gobierna que se pierde, fruto de la incoherencia y de un accionar completamente contrario al discurso.
Este gobierno prometedor de cambio, que subió sustentado en mentiras y promesas que sabía no cumpliría, que al combinar con la defensa del gobierno pasado a un accionar indefendible, terminaron en un cóctel que no se sabía lo que era verdad y lo que era mentira, afectando aún más la credibilidad de los políticos.
El comportamiento del actual gobierno es tan errático, que aliados en la oposición se han visto en la necesidad de enfrentarlo, cometiendo el gobierno el error de ubicar a todos los que critican algo de la gestión en un solo saco que llama oposición. Sin embargo, en vez de aprovechar tan grave error, la oposición asume un discurso y accionar que busca mantenerse desunida permitiendo que el gobierno transite sin muchos inconvenientes su tramo hacia el 24.
El mundo está carente de un liderazgo sólido y el país no escapa a eso, estamos confundiendo candidatos con líderes, y estos al creerse líderes se visten de egos que no los dejan ver más allá de sus narices y no escuchan a nadie. Son los egos que nos tienen ahora mismo enfocados en las candidaturas presidenciales de todos los partidos sin poner atención a lo primordial que son en primer lugar la gente, segundo lugar el país, tercero el partido, y cuando hablemos de candidaturas el primer enfoque debe ser las alcaldías, diputaciones y senadurías, atender las contradicciones y necesidades locales.
Danilo Medina y Leonel Fernández, como cabeza de los principales partidos de oposición deben ponerse al margen de ese frente opositor desde ya, para ir delineando las bases de un gran acuerdo que saque del poder a estos improvisadores profesionales que llevan al país por el despeñadero. Las alianzas presidenciales nos dividen, vamos a posponerlas, mientras que las alianzas municipales y congresuales nos ayudan a definir el camino, no es por los partidos, no es por los individuos, es por el país y por nuestra gente. El reto está echado.