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Recojo una breve panorámica del momento actual.
Lo cogió del vientre y le arrancó los intestinos de
cuajo, posteriormente se los comió,
revolvió en el bazo y con una patada trituró la bilis,
después con un hacha le cortó los genitales
y echándolos en una sartén los preparó
también para que se lo comieran los perros.
Yendo más lejos aún con unas tijeras le arrancó
el corazón para tirarlo por la ventana después
de darle unas lametadas con un poco de sal.
Más tarde con una tarjeta visa le fue cortando
los pies, las manos para tirarlos por el contenedor
arrancándoles posteriormente los pulmones y
la tráquea intentando que no respirara más
nunca.
Finalmente le quitó los ojos con unas llaves
para hervirlos y dárselos al gato.
Y todo fue por un puñado de dólares.
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| Jesus Antonio Garcia, articulista |
