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Por Araceli Aguilar Salgado
“La violencia de género es un problema presente en todas las esferas de la sociedad que debe estar en la agenda de las autoridades todos los días y no solo este #8M; el tema no debería politizarse o ser tomado como una moda”
El Congreso Hispanoamericano de Prensa siente muchas preocupaciones por la situación que atraviesa actualmente la violencia a la que se enfrentan las mujeres periodistas se ha incrementado, no sólo en número de casos sino también se extiende geográficamente.
Reconocer el aporte que las mujeres periodistas hacen a la sociedad las hace visibles, hacerlo también deja al descubierto la vulnerabilidad a la que se enfrentan cuando son violentadas por ejercer su labor; no hacerlo las aísla, las pone en riesgo y por lo tanto esto la aleja del acceso a la justicia y de la protección
Por lo que el 8 de marzo se conmemoró para recordar la lucha por la igualdad de los derechos para las mujeres de igual manera también para visibilizar que el periodismo es a veces un oficio peligroso, pero ser mujer y periodista a menudo significa correr un doble riesgo a los peligros inherentes a la profesión, así también se le suma el de exponerse a agresiones sexuales o sexistas lo que también enfrentar ataques tanto como periodistas y, al mismo tiempo, resistir el impacto de la violencia estructural.
Las situaciones de hostigamiento sexual en medios son algo endémico pese a que cada día aumenta la cantidad de mujeres que estudian la carrera.
El periodismo es una profesión que en sus inicios se reservó casi en exclusivo al género masculino y hoy el acoso, en la mayoría de los medios de comunicación, se mantiene en el más absoluto silencio y normalización como consecuencia del machismo.
Para nosotras y las generaciones que vienen, ya no es hora de callar.
Desde nuestra propia experiencia y escuchando a colegas de todas las edades, entendemos que las mujeres periodistas somos y podemos ser víctimas de conductas sexistas y depredadora de colegas, jefes, directores, propietarios, editores y otros
Estas no solo ocurren en la reportería, también en las redacciones, de la misma forma, los agresores han sido pares, editores, jefes y fuentes en muchas ocasiones fueron referentes que admirábamos.
El acoso sexual es una forma de violencia machista, y particularmente en el gremio periodístico es una práctica normalizada e invisible.
Quizá por la frase “El periodista no es la noticia”, las periodistas han pagado con nuestro silencio.
El ejercicio del periodismo en sí mismo ya es un riesgo, pero la mayoría del tiempo se sienten inseguras en sus propios lugares de trabajo en sus oficinas.
Las mujeres periodistas ha sufrido acoso sexual, abuso psicológico, trolling en línea y otras formas de violencia de género mientras trabajan.
En el 85% de los casos, las empresas periodísticas no han tomado acciones adecuadas porque ni siquiera tienen una política para contrarrestar tales abusos.
El 48% vivió violencia de género en su trabajo y un 44% abuso en línea.
Entre las formas más comunes de violencia de género relatados por las mujeres periodistas está el abuso verbal (63%), el abuso psicológico (41%) y el acoso sexual (37%).
El acoso sexual en el espacio de trabajo es perjudicial para las condiciones laborales, el empleo y las oportunidades de carrera de quienes lo sufren.
Las consecuencias del acoso sexual pueden ser demoledoras para la víctima. Además de los dañinos efectos psíquicos y físicos (estrés emocional, ansiedad, depresión, ira, impotencia, fatiga y enfermedad física), la víctima corre el riesgo de perder su trabajo o experiencias relacionadas con él, tales como su formación profesional, o llegar a sentir que la única solución posible es renunciar a todo ello.
El acoso sexual lleva a la frustración, pérdida de autoestima, ausentismo y una merma de la productividad.
A veces al hostigamiento se responde, otras se rehúyen y hay ocasiones en que se sostienen sonrisas incómodas después de bromas de calibre sexual, masajes, invitaciones a salir, degradaciones.
Soportando la anulación por no aceptar salidas, aguantar los abusos y el acoso sexual sistemático
Las periodistas quieren hacer un llamado a trabajar en concordancia con los discursos que se emiten desde las redacciones, que las buenas intenciones no se remiten solo a campañas del 8M o para una sección de género.
Se necesita que los directores y editores se esfuercen por sensibilizar los espacios de trabajo y tomen acciones para erradicar el acoso que viven las mujeres en los medios.
Las situaciones de hostigamiento sexual se normalizaron pese a que cada día aumenta el número de mujeres que estudian la carrera.
Las periodistas investigan, producen información, escriben crónicas sobre derechos humanos, por eso, el acoso y otras manifestaciones de violencia machista contra ellas son también atentados a la libertad de expresión. Por lo que exigen su derecho a trabajar libres de violencia machista.
En otro punto el inicio de 2022 está siendo fatídico para la libertad de expresión, ya que en los dos primeros meses del año cinco periodistas fueron asesinados. Entre ellos, una mujer, Lourdes Maldonado, quien había acudido en 2019 a la diaria conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador a pedir protección.
Aun así, fue asesinada a balazos frente a su casa en Tijuana el pasado 23 de enero por lo que clamaron justicia también para ellas que silenciaron sus voces y sus plumas se trata de: Mitchell Simón -22 de febrero- en Ciudad de México, María Elena Ferral, Diario de Xalapa y Quinto Poder, 30 de marzo de 2020, Veracruz; Norma Sarabia, Semanario Chontalpa, 11 de junio de 2019, Tabasco; Pamela Montenegro, Denuncias Acapulco Sin Censura, 5 de febrero de 2018, Guerrero; Miroslava Breach, La Jornada, 23 de marzo de 2017, Chihuahua; Anabel Flores, Sol de Orizaba, 8 de febrero de 2016, Veracruz y Zamira Esther Bautista, periodista independiente, 20 de junio de 2016, Tamaulipas.
También María del Rosario Fuentes Rubio, Valor por Tamaulipas, 16 de octubre de 2014, Tamaulipas; Regina Martínez López, Proceso, 28 de abril de 2012, Veracruz; Elizabeth Macías Castro, Primera Hora, 24 de septiembre de 2011, Tamaulipas; Yolanda Ordaz de la Cruz, Notiver, 27 de julio de 2011, Veracruz.
Asimismo, Selene Hernández León, Edomex, 2010; Indira Rascón García, Michoacán 2015; Isabella Cordero Martínez, Chihuahua, 2010; María Elvira Hernández Galeana, periodista independiente, 28 de junio de 2010, Guerrero; Felicitas Martínez Sánchez, Radio Copala, 7 de abril de 2008, Oaxaca; Teresa Bautista Merino, Radio Copala, 7 de abril de 2008, Oaxaca; Flor Vásquez López, El Imparcial del Istmo, 8 de octubre de 2007, Oaxaca; y Dolores García Escamilla, Stereo 91, 16 de abril de 2005, Tamaulipas.
Además, expusieron que se han registrado 661 agresiones a mujeres periodistas de diciembre de 2018 a la fecha, tanto físicas, como laborales, digitales y amenazas así lo manifestaron:“Las mujeres periodistas en México también enfrentamos desigualdad salarial, acoso laboral y sexual, sumado al alto riesgo que implica nuestra labor en un país donde el informar, ejercer la libertad de expresión y mostrar el uso indebido del ejercicio del poder, puede costar la vida.”