Por Alejandro Almánzar
Consumados estos hechos, que a distancia se veían venir entre Rusia y Ucrania, desde que el régimen ucraniano decidió poner al vecino en situación incómoda, ahora sólo queda buscar culpables, causas y consecuencias del conflicto.
Complejo escenario, para quienes repudiamos intervenciones armadas, por los traumas que deja un proceso odioso, que lacera derechos humanos, pérdida de soberanía y hasta de identidad propia.
Por lo irreverente de esto, los ucranianos consistan el apoyo internacional, pero conscientes de esa imprudencia mayúscula del régimen ucraniano, al pactar con enemigos de su vecino una emboscada, que jamás ningún gobernante aceptaría.
Que, ante la situación en que Zelensky puso a Rusia, no podía esperar de Putin otra respuesta que la incursión armada. Los países se expresan a favor suyo, pero reconocen, que ningún país permitiría semejante asechanza.
Y aunque su presidente es un comediante, no puede alegar ignorancia de lo que tramaba contra sus antiguos aliados. Sabiendo, su separación de Rusia sólo fue por problemas ideológicos, como se dividieron los alemanes.
Pero que de un lado y del otro, sienten y piensan en ruso, soñando un día cualquiera superar el pasado y volver a reencontrarse, porque allí tienen sus orígenes, de lo que nada ni nadie les separará, lo mismo que reunificó a los alemanes.
Ese es el miedo de la OTAN; por eso, Biden dice, "los planes de Rusia, no se detendrán en Ucrania”, y claro está, cualquier país, que ponga en peligro su territorio recibirá la misma respuesta.
Es un derecho de los miembros del Tratado del Atlántico Norte, seducir a vecinos rusos para controlar a su régimen, pero es un derecho soberano, acompañado de un deber de su gobierno tomar cuantas medidas necesite para impedirlo.
Esta vez, si alguien jugó con candela para quemarse, fue Zelensky, que ojalá, escape de la ira de su pueblo, que ya le dijo, prefiere a sus vecinos que a forasteros, y por eso, dos ciudades se declararon naciones independientes y aliados de Rusia.
Dejando claro, lo que dijimos antes, les separa algo coyuntural, y esperan el tiempo se encargue de subsanar eso. La mejor "suerte" que pueden correr quienes hicieron este mal ensayo es huir, porque su futuro en Ucrania le será adverso, sin importar el final del conflicto.
Y el desenlace es fácil advertirlo, si Rusia desafía a quienes los metieron en esa aventura, a ellos no les dejan más opción que abandonar el poder e irse al exilio, pues sus complotados no están en capacidad de empujar a Putin a una conflagración universal, de la que sólo ellos serán responsables, como él se lo advirtió.
Estados Unidos, ni sus aliados, cometerían semejante torpeza, conociendo que el silencio de China, dice más de lo que se escucha. Sería tonto pensar, Xi Jinping, no va a aprovechar cualquier error de los enemigos, cuando en las Costas de Taiwán, lleva maniobras militares para recuperar su territorio.
El conflicto Rusia-Ucrania, no producirá los objetivos deseados de los socios de la OTAN, pero ya están ganando, porque desde que iniciaron sus planes, el petróleo aumentó sus precios, subiendo así sus ganancias, mientras países pobres sufren su afrenta.
Occidente y aliados, se pasaron de inteligentes, o creen, los rusos son los indios del “Descubrimiento”, y el único ingenuo es Zelensky y su entorno, que apostaron a tramar contra Rusia sin sufrir consecuencias algunas.
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