Por Juan de Dios Hiraldo
Cuando Jesús fue llevado por ante el Gobernador Romano de Judea, Poncio Pilatos, este estableció que no tenía motivos para juzgarlo, pero el pueblo auspiciado por Anás y Caifas querían que el mesías fuese crucificado, entonces Pilato puso a elegir al pueblo entre Barrabas y el Nazareno, y la gleba irredenta salvó al bandido.
Hoy, en nuestra sociedad moderna, sucede lo mismo. Tenemos la reencarnación de Anás y Caifas, esos individuos que sueltan los perros de la guerra y gritan devastación en nombre de la "justicia". Justicia entendida como ellos quieren, soslayando el debido proceso, vulnerando las libertades individuales y cometiendo todo tipo de tropelías con el fin de conseguir su objetivo. Lo peor de todo esto es que se han granjeado el apoyo de una decadente clase periodística que desconoce en lo más mínimo lo que es el debido proceso y repiten como papagayos, alabando las hazañas de los insurrectos de la Judea de hoy.
Hoy, más que nunca cuando individuos sin principio quieren incidir y determinar en las decisiones de nuestro sistema de justicia, necesitamos los jueces de “Berlín”, aquellos que cumplan con su rol, el de enfrentar las arbitrariedades de los llamados justicieros.
Entendemos que es difícil lograrlo, pues a diario vemos la complicidad y genuflexión de integrantes del tercer poder del Estado, un órgano que está llamado a cumplir con su misión de impartir Justicia de manera imparcial pero muchos de los que integran esta institución se han apartado de su misión, no la han entendido o se han unido a las fuerzas del mal, por lo tanto se convirtieron en presupuestofagos.
Rudbruch dijo: “La injusticia extrema no es derecho. Los procesos mediáticos están plagados de injusticia y como sociedad nos hacemos de la vista gorda o peor aún celebramos como dictan medidas exageradas, pero la diferencia entre los imputados y un individuo común es la sustitución del nombre, mañana es posible que todos estemos a borde del patíbulo.” Ha resurgido Jean Paul Marat a quien se le llamó en su momento la ira del pueblo. Y supuestamente en nombre del pueblo dicen " nosotros o que entre el mar".
Aún estamos a tiempo y anhelamos que el sistema de frenos y contrapeso comience a funcionar en nuestro País, puesto que si esto sigue como va, no dudo que mañana ‘sea tu abogado defensor en el banquillo de los acusados’.