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Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
Esta exclamación de Esteban Rosario, expresa la carga de frustración que va dejando un errático comportamiento de gente, que creímos cambiarían la mala imagen de la política, generada por viejos zorros, que asaltaron los partidos para hacer fortunas.
El grito, no sólo del periodista preocupado por el derrotero de quienes usaron las luchas sociales como instrumentos para llegar al cargo, si no, de una población cansada de verse burlada por falsos lideres, que terminan derrumbados como el templo carcomido por la maleza.
Vengo diciendo a colegas y a amigos, que no puedo más que darme por vencido, declararme derrotado, de las tantas guerras y batallas libradas en procura de una sociedad mejor, fundamentada en verdaderos y auténticos principios y valares.
Y aunque no pienso claudicar, uniéndome a lo más nefasto que permea la nación, pero si, admito que esos golpes recibidos, aumentan mi desconcierto con el accionar de individuos que hacen todo lo contrario de lo que predican y eso me ha vencido.
Lo antes dicho viene como colofón, ante los escándalos en que se ven envueltos dirigentes de partidos, incluyendo algunos que conocimos y creímos serían mejores referentes para presentes y futuras generaciones, que hoy se ven envueltos en escándalos.
Desde hace mucho, el Congreso Nacional es sacudido por escenarios como estos, que involucran a diputados y senadores en connivencia con sectores oscuros, llevando una agenda legislativa cónsona con intereses de quienes les financian campañas políticas.
Donde cada levantada de mano tiene un precio, y los problemas del país no son de su prioridad, un ejemplo, es la aborrecible ley 87-01, que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social, cuya legislación, no tiene otro propósito que los trabajadores sean vilmente asaltados por empresarios y el mismo Estado.
Ahora, el Ministerio Público nos dice, que congresistas forman parte de una estructura criminal, compuesta por el narcotráfico y el crimen organizado. Entre los nombres que cita, sale a relucir el de Nelson Marmolejos, diputado del PRM, por Santiago.
En mis días de reportero en esta ciudad, tuve el honor de conocerlo, librando cruentas batallas por las causas estudiantiles y demandas sociales. Por lo que se me dificulta pensar, que llegar a la cúspide de la política le haya sacado del camino correcto que trilló.
No es mi estilo como periodista usar el dedo acusador contra nadie, sigo creyendo en su inocencia hasta pruebas encontradas, pero será el dirigente político que deberá demostrar no tiene relación alguna con la Operación Falcón.
Lo vi hacer su defensa y habló con contundencia, esperaré el final para emitir un juicio acabado sobre el tema, esperando que el amigo esté en condiciones de demostrar su absoluta inocencia en el caso, para tranquilidad de quienes en él confiamos.
Pero lo que sí, está a la vista es, su baja producción como legislador, y me dicen amigos en Santiago, que, desde su elección como diputado, mantiene un bajo perfil, donde su nombre pocas veces sale en los medios de comunicación y su iniciativa legislativa de un año es casi nula.
Que alguien comprometido con las mejores causas como él, esté envuelto en esos escándalos, es como ver rodar los santos por el suelo al derribarse los altares, dejando absortos a tantas personas que sólo pueden exclamar “nos jodimos”, pues eso nos confirma, que la política ha sido tan contaminada, que nadie escapa al embarre nauseabundo.
