Por Luz Bregman
Nueva York. Los estados del noroeste y sur continúan bajo la pesadilla de la desolación, el dolor y la tristeza sembrados por Ida, el fenómeno atmosférico que llegó a nuestra área en calidad de depresión pero que hizo recordar a Katrina, el temido huracán que destruyó el sur hace 16 años. Antes de llegar a nuestra zona, Ida volcó su furia en el sur como forma de remachar lo que otras aguas causaron en semanas recientes
La estela de muertos y daño causado por los remanentes de la depresión se pasea desde Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Connecticut y todo lo que la furia de la madre naturaleza encontró a su paso.
Donde hubo vida hay escombros, la fuerza de las aguas de la tormenta convulsionaron en las fuentes acuíferas las que se desbordaron, llegando a las calles y convirtiéndolas en improvisados ríos; los autos fueron forzados a besarse.
Familias y amigos lloran a sus muertos, los que en su mayoría, Ida atrapó en sus casas mientras se refugiaban o en sus vehículos cuando regresaban de un día agitado y presuroso. Entre Nueva York y Nueva Jersey se contabilizan más de una veintena de muertos, al menos 50 en toda la nación.
Aunque la advertencia por inundaciones repentinas fue repetida una y otra vez, la gente poco caso hizo y las medidas de seguridad resultaron ser mínimas ante la gran cantidad de lluvia caída, esto sin contar la ocurrencia de feroces tornados que estremecieron a todo el Estado entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves cuando las lluvias alcanzaron 7 pulgadas en Manhattan, 8 en Brooklyn y Queens y 9 en Staten Island.
A esta hora, la emergencia cesa, las aguas vuelven a su nivel, la ciudad está relativamente en calma; Ida ya no puede hacer más daño del infligido. Ahora, todos buscan re-acomodarse a su nueva vida, unos sin bienes, otros sin las familias que les robó la rabia del fenómeno atmosférico, pero todos con la esperanza de no volver a vivir una situación tan violenta y funesta como la del pasado miércoles por la noche y jueves en la madrugada.