Por Adriano de la Rosa
Santo Domingo. Marcelino Vega fué un estudiante de término de la carrera de comunicación en la UASD, oriundo de Hato Mayor, con hermanos también dedicados al periodismo. Trabajando en La Noticia tuvo la mala suerte de recibir un balazo de la PN que le quitó la vida mientras cubría una movilización de trabajadores del ayuntamiento en Villas Agrícolas.
Un grupo de comunicadores de la época, miembros del Colegio Dominicano de Periodistas, -CDP- decidió ponerle su nombre a un llamado "movimiento" que ha cometido mil diabluras en su nombre y todo gracias a que los estatutos del CDP no le ponen límite a la reelección como ocurre en otros gremios de profesionales.
Actualmente gente que no ha ejercido el periodismo o lo han hecho por muy breve período se han apoderado del MMV y del CDP usandolos como nicho de supervivencia, cediendo a nivel personal oficinas para la venta de bienes raíces, alquilando parte del edificio como escuela turística, generando escándalos judiciales que han puesto en peligro la existencia del inmueble, mientras directivos como el tesorero y otros no tienen oficinas asignadas.
El edificio del CDP se cae a pedazos, no lo pintan, no lo asean, mientras que propiedades como un minibús lo dejaron destruir por la herrumbre pues hay un descuido total con las propiedades de la entidad.
El CDP se ha convertido en el gremio más atrasado del país, pero parece que muchos periodistas, sobre todo del interior, son masoquistas: Gozan con que los maltraten y los engañen.
Durante esta campaña electoral del CDP hemos oído y seguiremos oyendo y leyendo muchas mentiras de los candidatos "marcelinistas", en un círculo vicioso que le ha quitado la capacidad de razonar a muchos comunicadores que si siguen votando por esos demonios, seguirán cargados de frustraciones, mientras éstos seguirán disfrutando a su costilla de la "Dolce Vita"