Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
La preocupación del presidente Abinader, por poca equidad de los países poderosos en la distribución de las vacunas, debe ser una lucha regional, para que estas lleguen a países pobres, y así empezar a ver la luz al final del túnel.
Única vía para alcanzar una relativa normalidad. Gracias a China, La República Dominicana, puede mitigar los estragos de la pandemia, único país, en facilitarle casi dos millones de dosis para atender casos críticos. Lic. Alejandro Almanzar
Finalizada la Guerra Fría, el mundo entró en una nueva dinámica, uniendo pueblos, sin importar ideología, cultura, ni credos religiosos. Esa lucha entre potencias, sólo sirvió de atraso para los pueblos, a lo que sigue aferrado Estados Unidos.
Intentando arrearnos a su lucha comercial con la economía más pujante del mundo y que persigue desplazarle como primera potencia. Lo aconsejable sería, abandonar la política guerrerista, que sólo le ha ganado hacer peligrar su supremacía.
Es de visionarios, relacionarse con países que ayuden al desarrollo en que aspiramos vivir. Al PLD, le debemos haber terminado con el aislamiento, impuesto por la torpe ideología. Leonel, no sólo hizo relaciones con Cuba, si no, que recibió a Fidel, con la distinción de jefe de Estado.
Danilo, cumplió un sueño del dominicano, de tener a La China progresista y solidaria de aliados y rápido cosechamos los frutos al tendernos su mano en tan aciagos días. Decisión soberana, que encontró resistencia de quienes intentan subyugarnos.
Así, como de voces alquiladas, que obran a su favor, hasta dijeron, “se comprometía las relaciones con USA por pactar con la segunda economía del mundo”. Hoy, con su apoyo, golpea los oídos del presidente, eso de que los pueblos no tienen amigos, si no, socios, y que privilegiar la diplomacia es (lacayismo).
Igual, quienes recelaron de una determinación propia de toda nación que abandonó el colonialismo para trillar su destino. ¿Qué sería de nosotros, sin la solidaridad china? El socio principal, admite no poder suministrarnos vacunas.
Y la única “ayuda” al país, es colocándolo en una lista negra, llamando a sus ciudadanos no visitarlo por la pandemia. Sin importar el costo económico, valoraremos el desprendimiento del gigante asiático, que desde el otro lado del mundo viene en nuestro auxilio, cuando tanto lo necesitamos.
Mientras poderosas naciones "amigas", se reparten las vacunas a la garata con puño, acaparándolas, privando a los pobres de obtener tan vital servicio. Al ver llegar estos cargamentos desde tan lejos, supimos, valió la pena, porque el futuro de una posible normalidad descansa en que la gente pueda vacunarse.
China, aún persiga expandirse por estas latitudes con fines imperiales, muestra su solidaridad y ayuda a salvar vidas. El expresidente Fernández, levantó su voz, demandando de las potencias, democratizar la producción de vacunas, para que países en capacidad de producirlas puedan fabricarlas.
Está clamando en el desierto, sobre todo, si no encuentra eco en los gobernantes del área, pero su llamado, denuncia el monopolio de algo imprescindible para la existencia humana hoy, y que sea Leonel, en lugar de la inoperante OMS que tenga que hacerlo, indigna.
La Coronavirus, ha servido para entender la importancia de abrirnos al mundo, que una relación diplomática, no significa comprometer nuestros intereses, a conocer los amigos en tiempos difíciles. Por eso, gracias, China, por surcar mares y cielos para llevarnos alientos, en lugar de invasiones armadas, Duarte, te repite, infinitas gracias China.
Twitter, @alexalma09