José Rafael Sosa
La misión de DGT está cumplida independientemente del cuadro
final de sus resultados otorgando lugares y categorías a sus
talentos. Ya se tienen los ganadores, para nosotros.
Dominicans Got Talent se ha evidenciado como la plataforma
televisiva más importante con que ha contado el país en toda su
historia para el descubrimiento y promoción de talentos del arte y
en particular, de la canción.
Cuando a inicios de diciembre de 2018 se anunció, en un acto
cuidado y bien producido en el Palacio de Bellas Artes, que el país
tendría, a partir de 2019, su versión del certamen Gots Talents, no
fue poca la gente que dudó que el país pudiera tener capacidades
artísticas del nivel de exigencia de esa franquicia.
se haría una temporada sin muchas luces en ese afán de búsqueda
y encuentro de talentos.
Ahora, cuando casi finaliza, su segunda temporada, ya no hay
dudas en dos aspectos básicos:
1- Es incuestionable la capacidad de producción de una
televisión hecha localmente con categoría global y
2- Hay talento sorprendente, válido y de valores similares a los
estándares presentados en las entregas de Estados Unidos,
Inglaterra y España, para citar solo tres de los de mayor
teleaudiencia en República Dominicana.
Tras dos temporadas, Dominican Got Talents, ha mostrado que,
en materia de talento, no hay países pequeños, ni grandes Tan solo
hay capacidad creativa. Y eso es muy difícil de ajustar a las
condiciones y dimensiones con que se estipulan realidades que
dependen de los Productos Internos Brutos, por muy millonarios
que sean.
No fueron pocas, por ese desmedido afán de auto descalificación
nacional, las personas que dudaron incluso que el mejor equipo
para el proyecto fuera el anunciado integrado por Nashla Bogaert,
Gilberto Morillo, Tuto Guerrero y David Maler. El canal de
Youtube para ver las espectaculares presentaciones es:
https://www.youtube.com/channel/UCvkDSdqRe5LpFCcejyeb5nA
Las dos temporadas de DGT han demostrado la grandeza del
talento sin oportunidades del mercadeo oportuno. Esas dos grandes
jornadas, gracias a una labor de convocatoria y selección
profesional de quienes finalmente llegan al escenario, - incluso
dejando fuera de cartelera, a mucha gente con valor, pero el
número de seleccionados era numéricamente determinado.
Los jurados en general, salvo que a veces son más expresivos de lo
que deben ser, son excelentes y de entre ellos, el más
profundamente inserto en la producción escénica, Waddy Jáquez,
ha cumplido un papel en el cual la técnica es evaluada junto con el
impacto y la imagen proyectada.
El fallo previsible
Este espacio ha devenido en un mecanismo extraordinario de
difusión y lanzamiento de figuras, que ha igualado el país con las
grandes naciones que adscritas a la franquicia GT. Pero hay una
falencia que viene dada con la configuración de franquicia. Proviene
del esquema de producción importado: el público televidente puede
premiar a sus candidatos mediante llamadas telefónicas
automáticas pagadas, imponiendo un criterio popular y sensitivo, en
lugar de un perfil técnico/estético.
El público, condicionado por sensibilidades, intereses e
incapacidades evaluativas técnicas, determina quien gana en base
a llamadas que cuestan 20 pesos cada una, lo que abre las puertas
a que pueda llamar quien más votos telefónicos pueda producir.
Esa razón fue determinante para que el primer lugar de la primera
temporada fuera obtenido por Babyrotty, un preadolescente que no
tiene las condiciones y que en cambio quedaran fuera, el derroche
de talento y energía de Evaristo Marte, salsero de extraordinario, o
la odontóloga santiaguera Delhis Quezada, la única intérprete de
arte lirico que impactó el escenario tanto por su sencilla forma de
ser, como por el poder y destreza de su voz en un género
interpretativo digno y de elevadas exigencias en lo técnico y lo
expresivo, para citar solo dos casos.
Su meta ya está lograda
Dominican Got Talent no es un programa más de la televisión de
tiempo preferente. La producción no ha sido valorada en su medida
adecuada. No se ha sido poco entendido que no es un concurso de
aspirantes a artistas, ni se le ha reconocido en su objetivo principal:
permitir y consagrar el inicio profesional del nuevo talento artístico,
es una entrega criolla con estándares internacionales, con un papel
que necesita del reconocimiento de su rol como escaparate para
mostrar lo que es posible alcanzar a partir de los dones artísticos
indescubiertos en el país.
Para suerte de todos, ha sido posible renovar nuestra capacidad de
sorprendernos y sentir el orgullo que iguala el talento artístico de
cada nación, a un mismo índice: la potencia para emocionarnos,
develar lo bueno y nuevo que desconocemos.
Hay que aplaudir, la sensibilidad y perfección técnica con que se
produjo su apertura, una de las más bellas acciones de homenaje a
las líneas de primera línea de la pandemia.
La terminación de ese “oppening”, la selección de sus figurantes y
talentos, la música, la edición y la fotografía, es un ejemplo de
televisión expresiva al más alto nivel.
A pesar de que nadie se ha referido a mismo. Esta entrada fue la
mejor yuxtaposición de arte, sensibilidad y técnica impecablemente
manejada. Se nota que al frente del proyecto está al mando gente
que hace cine.
El inicio de la segunda temporada se destacó por el esfuerzo en la
producción que se le hizo a cada uno de los participantes: luces,
vestuarios, efectos digitales, arreglos musicales, además de un
esfuerzo interpretativo notablemente enfatizado ante el ante-
despacho de la final. Los recursos desplegados le otorgan a DGT el
carácter del espacio con mejor producción en la televisión abierta
dominicana. Un esfuerzo que es caro. Carísimo, por lo que hay que
procurar formas de financiar ese empeño.
Estos son para nosotros los ganadores:
Hacer vaticinios es arriesgado y una apuesta a acertar con hechos
que no se han producido, pero – seleccionando solo entre los
talentos que cantan, sin que el orden de presentación exprese
preferencia. Para nosotros cada uno de estos talentos, merece el
primer lugar, situación inviable en la dinámica del programa.
Seleccionamos solo en el renglón más fuerte y de mayores
posibilidades: el canto sin que sea en modo alguno desprecio a la
danza, a la magia, a la inteligencia y otras expresiones expuestas:
Keren Mical Montero, juvenil cantante cristiana, iniciada en
Pequeños Grandes Talentos, (Show del Mediodía). Esta joven
participó en la primera entrega del espacio franquicia nacional de
esa plataforma internacional que ha servido de tanto para
evidenciar el talento. Keren Mical es toda una artista con una
capacidad de renovarnos interiormente con ese don tan singular.
Ana Ivelisse García, por su prodigiosa voz y su capacidad de
emocionar, además del valor de su mensaje. Si una persona
humanamente estremeció este espacio, es esta mujer.
Diego Jaar. El musical y vocalmente más completo de todos
quienes se pararon ante los jueces. Poeta, compositor, excelente en
el arreglo de Agridulce. Lo que ofreció en las dos presentaciones
que ha tenido, es el valor universal de la música. De seleccionar un
primer, primer lugar, sería Jaar.
Marteen Franco, el cabo del Ejército de República Dominicana que
nos llenó de magia y ternura con la balada ¿Quién te dijo eso?
(original de Claudia Brant y colaboración de Luis Fonsi). Intenso,
tierno, seguro de si y desconocido del gran público, ese muchacho
ofrece el sabor del arte bien gerenciado.
Amanda Sánchez. Pese a llegar a escenario como manojo de
nervios, se transforma en potencial expresivo que se roba el aliento
del público. Es una ganadora independientemente del lugar que
finalmente ocupe. Talentos como este validan la intención de crear
programas de este tipo.
Gabriela Gómez, Diamante interpretativo sobre la vertiente del
teatro musical, quien nos deja absortos con su versión de
¨Into the Unknown¨ (de la película Frozen). Impecable y
estremecedora.
El origen
La historia de programas de talentos viene tan lejos como los años
1959-1961 cuando con Buscando Estrellas, producido por el
inolvidable ingeniero y locutor Francisco Grullón Cordero y
víctima del terror trujillista que le desfiguró a golpes el rostro por un
comentario que, políticamente incorrecto, que hizo en cámaras.
Esos espacios tuvieron una segunda plataforma, El Gran Show,
nombre dicho con una expresión de boca que solo podía producir el
presentador y cómico Radhamés Sepúlveda (Pildorín) en 1960-
1961 en La voz Dominicana.
Luego llegaron, por los años 70.s los festivales de la Voz, creados,
desde El Show del Mediodía, por Rafael Solano y Yaqui Núñez del
Risco y sus similares Festivales de la Canción Dominicana (en
que participaban intérpretes ya establecidos en el medio artístico
para finalizar, muy a vuelo de pájaro, con el Festival Chichi show,
de Sábado de Corporán en emisiones sabatinas por Color Visión
En 2017 se inician las temporadas de Pequeños Grandes
Talentos, creado por Iván Ruiz y que siguen en 2018 y en 2019,
por su deseo de garantizar figuras de relevo a la canción
dominicana. En una de ellas, Keren, participante finalista de DGT,
obtuvo el primer lugar.
Pie de foto
Naslha Bogaert, miembro del jurado, cuando emocionada, felicitaba
a Keren Mical Montero, en la primera ronda de presentaciones.