Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
Nunca he pretendido seguir los pasos a Nostradamus, pues aunque las predicciones son atribuidas a Almas especiales, las relaciono con deseos humanos de lo que quisiéramos sucediera, pero, muchas cosas salen como las visualizo.
Nunca vi bien las aspiraciones de Trump a la presidencia, porque aunque ha sido exitoso en negocios, metódico y organizado, proviniendo de una familia que cree en el trabajo, y esos individuos a mí me seducen, pero su discurso no me encajaba. Licdo. Alejandro Almanzar
Por lo tanto, veía en el entonces aspirante presidencial, una figura atípica para gobernar la primera potencia del mundo, temiendo fuera a cometer tantos errores desde el poder, que cualquierizara el ejercicio de gobernar, y así está terminando.
Otra preocupación era, que al no tener conocimiento de manejo del Estado, cometería torpezas, que podrían echarlo del gobierno de la peor manera, y si esto no está sucediendo hoy, es gracias al poco tiempo que le queda, y el protocolo que conlleva.
Con el asalto al Capitolio, su aventura política llegó muy lejos, un acto tan infantil, que no sólo daña su imagen para intentar regresar como presidente, si no, que echa por la borda eso que le ha ganado el respeto en el mundo a la tierra de Lincoln.
El país que da cátedras de democracia a otras naciones, hoy luce arrodillado por intereses muy personales de alguien que se metió hasta los tuétanos en esa lucha política rastrera que sólo se practica en países tercermundistas.
Lo del edificio que guarda la esencia de la nación, deja al mandatario en una situación difícil, a pesar de los privilegios que les garantiza el sistema a sus expresidentes, porque milagrosamente no es echado como un asaltante a la institucionalidad.
Reivindicando su rol de peleador y retador, quiso devolverles a sus adversarios la misma saña política de la que se prevalieron para bajarlo de las encuestas, sin pensar en las consecuencias que esto traería al prestigio bien ganado de Los Estados Unidos.
Un errático proceder, que lo tiene en la picota del mundo, donde se burlan de quienes se erigieron en el policía mundial para dictar conductas políticas, pues de este hecho haber sucedido en un país pequeño, hoy tuviera flotas listas para desembarcar e invadir para “proteger bienes y propiedades”.
He defendido la administración Trump, porque busco en cada tema lo positivo, y no centrarme únicamente en lo oprobioso por respeto al periodismo. Por ejemplo, no metió al país en guerras, se concentró en la economía e hizo regresar a soldados que estaban en misiones bélicas, pero este último desatino echó todo eso por tierra.
Sigo creyendo, en estas elecciones la nación perdió, sin importar el resultado, pues como nunca, tanto la democracia como la institucionalidad quedaron heridas de muerte, y como si fuera poco, el asalto al Congreso representa el tiro de gracia.
Algo propio de países carentes de reglas de juego. Nadie negará las luces que hicieron brillar su gestión, incluso, la historia tendrá que guardarle un espacio como uno demócrata que pasó por el poder, sin invadir ningún Estado extranjero.
Sin patrocinar Golpe de Estados en la región, pero ahora su problema sería justificar un despropósito de marca mayor, compitiendo con los violentos demócratas, que también recurrieron a métodos cavernarios para alcanzar el poder político, convirtiendo a Los Estados Unidos en otro Estado bananero, dejando un lastre nauseabundo a su democracia.
Twitter, @alexalma09