Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
Cuando la prensa se coloca del lado de una causa, sin discrepar lo funesta que sea, es como dejar a la sociedad sin el árbitro que está llamado a defender sus sacros intereses, para que la justicia social prevalezca. Licenciado A. Almanzar
Es misión del periodismo, velar por el respeto a los derechos del individuo, sin importar su posición o condición en el conglomerado, ejerciéndose siempre apegado a la verdad, credibilidad, imparcialidad y objetividad.
Pero con el paso de los años, este ejercicio lo han degradado a niveles nunca sospechados, desde que los medios cayeron en manos de multinacionales, que para nada tienen en cuenta otros intereses que no sean los suyos.
Con lo sucedido durante la crisis en que devino el proceso electoral estadounidense, en que algunos medios de prensa cortaron abruptamente una comparecencia del presidente Trump, revela que ese árbitro dejó de ser equitativo.
El mundo parece venir de cabeza, en donde pocos valores quedaran en pie, es como si estos sectores tuvieran como meta derrumbarlo todo, para crear un universo a imagen y semejanza de lo que representan para controlarlo todo.
Los vocingleros de estos medios alegaron, que cortaron la intervención del mandatario, porque estaba hablando mentira, esto nadie lo duda, porque de mentirosos está llena la política, como el periodismo está repleto de mercenarios.
Ahora sé, que el periodista tiene la facultad de juzgar como mentira o verdad lo que diga alguien. Creía, su función era difundir la información, y dejar al telespectador sacar sus propias conclusiones, claro, si no es una opinión personal.
Pocos negarían la condición del presidente Trump, de conflictivo, la única causa que hoy lo saca de la Casa Blanca, mediante un proceso electoral bastante cuestionado, porque su gestión no es de las peores, pero que el periodismo abandone sus principios para tomar partida en el conflicto degrada a la democracia.
Una prensa mercenaria, en poder de trogloditas, y periodistas lacayos, es lo peor que nos puede pasar, y si por tratarse de un Trump controversial, callamos ese atropello, el oficio del Gabo, terminará en el zafacón social.
Fuera de control
Otro deplorable acontecimiento que lacera la sensibilidad de cualquier viviente, es la epidemia que vive La República Dominicana, con muertes violentas de mujeres al resistirse a continuar una relación no deseada con su verdugo.
Hechos sucedidos tan frecuente, que la población parece resignada a su dolor, y hasta familiares que nada tienen que ver con un conflicto de parejas, cargan con consecuencias funestas, como lo sucedido en Santo Domingo Este, la semana pasada.
Cuatro personas resultaron asesinadas en un acto primitivo, como si viviéramos en medio de la locura colectiva, perturbando los sentidos que otorga la espiritualidad, más de 40 féminas, incluyendo niñas, arrancadas por la violencia encubada en esos hogares.
Y como si fuera poco, a esto se suman padrastros violadores, que esclavizan sexualmente a hijas de sus parejas hasta embarazarlas, seduciéndolas por distintas vías, incluyendo la intimidación. Conocí recientemente el caso de una bebé con 10 añitos, que un padrastro delincuente la embarazó y ya alumbró.
De ahí mi preocupación, ante la debilidad de las leyes e instituciones del país, el Ministerio Público, ni la Justicia hacen lo necesario para proteger tanto a mujeres, como tampoco a esas niñas, abusadas por adultos depredadores, que terminan asesinándolas, una acción repudiable que ya luce fuera del control.
Twitter, @alexalma09