Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
Quienes ocupan la condición de líderes políticos, deben evitar por cualquier medio que la falta de credibilidad provoque el colapso del sistema que sustenta la actividad de Platón, para que la frustración no lleve al pueblo a estallidos sociales de incalculables consecuencias. Lic. Alejandro Almanzar
Abinader, asume el poder en una coyuntura delicada, sin dudas, la más terrible que hayamos vivido desde 1844, cuando adquirimos el concepto de nación, y eso demanda de mucho equilibrio, para enviar un mensaje de confianza y esperanza.
Siendo el primer presidente, nacido después de Trujillo, está llamado a enfocarse en una gestión de transparencia total, consciente, de que estamos en la Era digital, muy distantes de lo que fue la época en que gobernó el tirano.
Afianzar la crisis de credibilidad ya existente, unido al desplome económico mundial que trae consigo la Covid 19, es lo que menos necesita la población para salir lo menos afectada de un panorama que en el horizonte se vislumbra sombrío.
El país se encuentra sumido en una debacle institucional, que es su responsabilidad detener, y buscar revertir esto, construyendo un orden donde impere la justicia, la ley y el respeto a las normas establecidas por la Constitución.
Aunque los temas de campañas son quimeras, vendidos a incautos, Luis asumió el compromiso de detener la corrupción, siendo uno de los principales retos a cumplir durante su mandato para sintonizar con el electorado.
Eso sólo es posible tomando decisiones coherentes con lo prometido, escuchando sanas sugerencias de gente bien intencionadas. Si se rodea de hombres y mujeres comprometidos con los mejores intereses, y que aporten soluciones.
Es magnífica idea convocar al liderazgo; el momento así lo requiere, porque juntos unifican las ideas más convenientes. Incluyendo las Iglesias, el empresariado, profesionales, sindicatos obreros, porque todos tienen algo que aportar.
Está lidiando con los busca cargos que nunca faltan en los Partidos, y no puede complacer a todos, esto lo enfrentan todos los políticos que asumen el control del Estado, ahí se impone mucha cautela en estos difíciles momentos.
Deberá controlar gente de su entorno, que se creen artistas de espectáculos públicos para vivir buscando protagonismo con discusiones necias. Recordando, que como presidente, es producto de una crisis política que exacerbó el ánimo social.
Eso que hizo saltar del poder al grupo que apostó a la crisis interna para transferírsela a la sociedad, buscando pescar en aguas turbulentas, evitar escándalos que les distraigan del compromiso y responsabilidad contraída con la investidura.
Pero de su novel gestión, ya algo preocupa, ningún funcionario, incluyéndolo a él, ha presentado su Declaración Jurada de Bienes, tampoco se lo exigieron a quienes salieron del poder, enviando muy mala señal a la población sobre la transparencia.
Pero el país pensó, que dada la situación de crisis que vivimos, sus primeros decretos serían anunciando rebaja de salarios de funcionarios, eliminando cargos públicos, instituciones innecesarias para ahorrar recursos, pero nada de eso.
En cambio, muchos nombramientos en cargos sin importancia, viceministros y una recua de asesores que en nada asesoran, sin importarle lo debilitada que encuentra la economía, es como si dijera, “ningún fenómeno natural nos afecta”.
Ojalá, ahondando la crisis de credibilidad, no se encuentre con una realidad inmanejable en lo económico, político y social, e intente cargarle el dado a la población imponiendo nuevos impuestos, mientras el despilfarro de recursos prosigue su agitado curso.
Twitter, @alexalma09