Por Arcadio Lugo Puello
Este no es un término nuevo, simplemente es el espacio donde más se ha mencionado porque en otras ocasiones se ha usado, pero era de manera muy local, es decir, que tenía su epicentro en un punto determinado de la geografía, pero ahora en ocasión de la pandemia del COVIC -19 su manejo y repetición ha traspasado fronteras y su uso ya va tomando su lugar en la cotidianidad y muchos la llaman La Covialidad.
Licenciado Arcadio Lugo Puello/ Articulista Invitado |
La Nueva Normalidad, “es una expresión del ámbito de la economía, las finanzas y el comportamiento social.” En Estados Unidos es acuñada y puesta en boga tras la crisis del 2008, a raíz de la llegada a la casa blanca presidente Barack Obama y se hacía en referencia a todas las consecuencias derivadas de la gran recesión económica de entonces, cuyos efectos aún se manifiestan y como si fuera poco los remanentes de aquel descalabro se han juntado con las secuelas del COVIC – 19, el cual dio sus primeras señales a finales del 2019, convirtiéndose rápidamente en Pandemia con el agravante de que a estas alturas del 2020 aún reina la incertidumbre en cuanto a encontrar una solución ya que hasta ahora los esfuerzos para encontrar una vacuna y medicinas han resultados infructuosos, lo que indica que para la Nueva Normalidad no hay visos de cuándo se detendrá y los renglones que constituyen el punto neurálgico en el desarrollo de la vida individual y en sociedad como son: salud, educación, economía, agricultura, seguridad, y otros, siguen en franco deterioro.
Este fenómeno asomó en China para el año 2012 cuando su economía empieza a bajar de manera considerable, es cuando el secretario General del partido comunista de China Xi Jinping dijo lo siguiente, “China, está entrando en una nueva normalidad.” De ahí en adelante se popularizó este término y, hoy su uso se acentúa con mayor intensidad en los diferentes estamentos de la sociedad.
Esta nueva forma o cambio que se introduce en la vida del hombre donde se observa por ejemplo algo que antes era malo o anómalo hoy es normal y común dentro de la cotidianidad, para ilustrar vemos en el diario vivir anteriormente rara vez veíamos a alguien con una mascarilla, sin embargo, actualmente se da lo contrario, es decir, que por lo general se usa y en algunas ciudades y países los que no las usen permanentemente son sancionados.
La Nueva Normalidad, es vista como una crisis de la cotidianidad, de lo común y usual por los entes que interactúan en la sociedad porque por ejemplo la vida social por una necesidad imperiosa ha tenido que introducir cambios para readecuarla a la nueva forma de vida.
Esta nueva forma trae consigo la aplicación de nuevos códigos en el diario vivir. La convivencia urbana y rural han sido trastornadas en el día a día y consecuentemente encontramos los que eran las programaciones de la vida en diferentes tópicos han sido postergado, ha sido imposible llevar una agenda o calendario y actividades como ferias, festejos, eventos deportivos, fiestas privadas, viajes, tertulias, investiduras, y, en fin, todas han sido víctimas del flagelo dejado por esta Pandemia.
Además de lo señalado anteriormente el hombre común está experimentado una serie de fenómenos tanto a lo externo como a lo interno y citamos, la modalidad online o en línea, inseguridad económica, recortes de gastos, búsqueda de baratillos, reajustes de gastos, negocios electrónicos, no aglomeración, lavado de manos, la mascarilla, los gobiernos intercambian ideas, buscando mejorar la salud de su pueblo entre otros aspectos que han tomado prioridad a partir de los embates del Covic-19.
Indudablemente, que la Nueva Normalidad ha provocado una notable alteración en el reloj biológico de la población ya que desde que empezó la llamada cuarentena han sido muchos los patrones de conducta que han recibido cambios acentuándose en la salud mental, por ejemplo ansiedad o fatiga, luto, soledad, mal humor, irritabilidad, tristeza, , angustia, muertes de parientes sin poder despedirlos, idea de suicidio, angustia, pérdida de sueño, signos de depresión, claustrofobia, pesadillas, ausencia de sonrisas, estrés por encerramiento, estado de ánimo por el suelo y debilidad ante el confinamiento.
Además, la falta de luz solar, exceso de televisión y de redes sociales, pérdida de empleo, lejanía de la familia, cambios en la dieta, todos estos factores y muchos más son los patrones que han reinado en la presencia de la nueva normalidad.
Es de ahí que, “cada ciudad o país debe desarrollar su propio plan estratégico para enfrentar la Nueva Normalidad ya que no hay una plantilla, molde ni carpeta de solución igual para todos,” y no deben dejar sólo al conglomerado combatiendo las calamidades que está dejando el COVIC-19.
De igual manera, debemos señalar que la Nueva Normalidad ha llegado al extremo de modificar y cambiar patrones conductuales de larga data, un ejemplo común y rutinario pero altamente significativo para los seres humanos como es un simple saludo, hoy encontramos que nos conminan a usar el saludo o el hola sin contactos físicos, dejando atrás a los saludos tradicionales como el abrazo, el brazo sobre el hombro, el clásico apretón de manos, el beso, el cual variaba su forma de país a país, pudiendo ser uno, doble y hasta triple, y podía ser en la frente, la boca y en la mejilla. Para muchos esto resulta frío y carente de efusividad, cariño y entrega.
A sabiendas, de que hay que abandonar ciertos hábitos y costumbres para evitar en lo posible el contacto físico se han adoptado Nuevos Códigos para saludar y otros que ya existían se les está dando mayor uso, por ejemplo, juntar las dos manos, poner los dedos pulgares hacia arriba, una mano sobre el corazón o el pecho, chocar los puños, levantar una mano, inclinarse hacia delante de manera reverente, chocar los codos, cruzar las muñecas, saludo militar y otros que surgen fruto del estado de necesidad.
Hay que recordar lo que dice el salsero boricua Ismael Miranda, “la cosa no es como antes.” Sigamos pa’lante, que el miedo no se debe tener por adelantado.”