Mi Ventana Óptica Por Alejandro Almánzar Cuando lo ilegal se convierte en norma, y lo legal, en burla, todo estará perdido, como dij...
Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
Cuando lo ilegal se convierte en norma, y lo legal, en burla, todo estará perdido, como dijera Demócrates. Y peor, si la Justicia acepta este inicuo proceder por indiferencia o complicidad, convirtiendo lo sublime en ridículo.
LIC. ALEJANDRO ALMANZAR/ Articulista fijo |
Ya no hace falta morir, para ir al “Infierno” que prometen los cristianos, pues en algo peor que esto, está convertido el país, con delincuentes liberados, sin importar su horrible historial, lo que mantiene a la sociedad aterrorizada.
De lo que sólo sabemos, cuándo la Policía los apresa, revela su prontuario criminal y las veces sometidos por distintos hechos. Esta desgracia que sacude a la familia de Julissa Campos, es claro ejemplo de esa triste y cruel realidad.
Cuando la nación era sólo puente para transportar drogas, los delitos eran menores, el Ministerio Público, y la Policía, sólo lidiaban con simples querellas. Un país de carencias, donde la gente vivía, y dormía a puertas abiertas, sin miedo.
Como eso, “donde no hay nada, todo está seguro”, pero convertido en centro de acopio, distribución y consumo lo complicó todo ante la dejadez oficial. Esquinas ocupadas por mozalbetes, que cometían robitos y asaltos, fueron tomadas por el micro-tráfico de drogas, generando hechos violentos, para obtener cómo satisfacer ese vicio.
La autoridad se hizo ciega y hasta entró en complicidad con la delincuencia, mientras la población temerosa se replegaba, hasta verse acorralada por muchachos que no aprendieron en sus hogares sobre valores y respeto por los demás.
La Policía, sin preparación para enfrentarlo, incluso, los fiscales, sin conocimiento de causa, esto creció, y agarró a los responsables de combatirlo asando batatas, y desde entonces, los gobiernos no han podido detener esa criminalidad.
Nos escandalizan hechos execrables, como el de esta banquera, quien en la paz del hogar es asesinada por individuos que con su historial criminal estaban sueltos, porque algún juez, no encontró elementos probatorios para mantenerlos en prisión.
El auge de la impunidad parece generar beneficios a quienes desde el poder lo patrocinan o apelan al ver hacer y dejar pasar, sin importarles crearles daños irreparables y dolor a la familia que cada día lucha por un mejor futuro.
Ninguna sentencia devuelve la vida a la víctima, tampoco el sosiego familiar, pero peor es, saber que en pocos días, la Policía volverá a detener a estas personas cometiendo las mismas acciones por la que fueron aprehendidos.
El Estado invierte mucho dinero en la política, para una treta de Primarias, el gobierno gastó miles de millones de pesos del Presupuesto, pero no tiene para construir una Cárcel de máxima seguridad, donde confinar a estos criminales de por vida.
En cambio, estructuraron un Código Procesar Penal, que facilita su libertad de forma automática, dejando a su merced al ciudadano decente, y promoviendo la inseguridad ciudadana con el peligro que estos representan en las calles.
Sumado esto al alto grado de corrupción emanado de altas esferas de poder, donde quienes se roban los recursos del Estado que pudieran utilizarse para garantizar la paz social, no pueden denunciarse, porque la Justicia entonces persigue al denunciante.
Justicia, que permite, delincuentes aprovechen la falta de conciencia de ciudadanos, para comprarle su voto por un Pica Pollo, “romo” y quinientos pesos, y que la JCE, vulnerando la Democracia, obre sólo a favor del gobierno, están promoviendo acciones sin consecuencias, como para que prevalezca la delincuencia.