Portada del libro "Trujillo, ¿bueno o malo?, de la autoría del periodista Héctor Minaya, autor de la propuesta de q...
EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- El periodista e historiador Héctor Minaya sugirió al Gobierno dominicano gestionar la repatriación de los restos de Rafael Leónidas Trujillo, que reposa en el cementerio El Pardo, de Madrid, para ser ubicados en la cripta de la Parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, de San Cristóbal.
Sostiene que ese templo, adornado en su nave central con murales del famoso pintor-muralista español José Vela Zanetti, se constituiría en un centro de atracción turística que dinamizaría no solo la economía de San Cristóbal, sino la de todo el país por las miles de visitas nacionales y extranjeras que generaría ese destino.
La propuesta de Minaya fue hecha en la presentación de su libro “Trujillo ¿bueno o malo?”, en un acto celebrado anteayer en la Librería Cuesta.
Durante la actividad se realizó un coloquio con la participación del doctor Armando Armenteros, quien expuso aspectos positivos de la Era de Trujillo, y el licenciado Andrés Fortunato, presidente de la Fundación de Militares Constitucionalistas, quien criticó al régimen de Trujillo.
Minaya observó que el fallecido gobernante de la antigua Unión Soviética Vladimir Lenin descansa embalsamado en un mausoleo en la Plaza Roja junto a los muros del kremlin, “y a pesar de la caída del régimen comunista soviético y el advenimiento del capitalismo, la tumba se mantiene en el mismo lugar”.
Dijo que hoy en día el mausoleo es una de las principales atracciones turísticas de la capital rusa, “visitada por miles de turistas de todas las nacionalidades e ideologías políticas”.
Señaló que igualmente se puede hacer con los restos de Trujillo, pues la cripta de la Iglesia de San Cristóbal está intacta y puede visitarse, “y constituiría un sitio de atracción turística, que no solo dinamizaría la economía de San Cristóbal, sino del país por los miles de turistas nacionales y extranjeros que visitarían el lugar como lo hacen los turistas a la tumba de Lenin”.
Indicó Minaya que la industria turística dominicana es la principal fuente generadora de empleos y de divisas y ese sería medio de fortalecerla en un momento que el país aspira a recibir 10 millones de turistas al año.
Al esbozar su libro “Trujillo ¿bueno o malo?, Minaya precisó que es necesario revisar la Historia para colocar las cosas en su sitio y liberarla de leyendas, mitos, epopeyas y otras cuestiones, poco reales o exageradas, que nada contribuyen a “una visión objetiva de una Historia que hemos de escribir entre todos”.
Indicó que hay que desterrar la política de la historia, pues consideró que los políticos se ocupan profesionalmente del futuro (de los planes y de los programas para la sociedad de la que forman parte) y en cambio los historiadores se ocupan del pretérito “y lo harán por el significado que este pretérito pueda tener en sus planes y programas de futuro”.
Minaya reconoció que durante la Era de Trujillo se cometieron crímenes horrorosos “como el de Virgilio Martínez Reyna y su esposa embarazada, así como el de las hermanas Mirabal, entre otros”.
“Pero también al que destacar que durante esa gestión hubo cosas positivas como la creación del Estado dominicano, el peso dominicano, el Banco de Reservas, el Banco Agrícola, ampliación la red vial y mejoramiento del sistema educativo”, agregó.
Dijo que Trujillo revistió la capital dominicana de un nuevo perfil y pagó la deuda eterna, entre algunas acciones.
Apuntó que hubo un manejo prudente de la economía y que el Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló en un informe tras la muerte de Trujillo, que entre 1950 y 1960 se registró un constante crecimiento económico, a pesar del bloqueo al final del régimen.
La ceremonia
El acto se inició con una oración a cargo de la hija del autor Sharlyn Minaya, luego fue cantado el Himno Nacional. La señora Luisa de los Santos leyó la biografía de Minaya resaltando el amor por la historia del autor.
La obra fue impresa en la Editora Corripio, con diseño de Santiago Rivera y portada de Josefina Fernández. Es la tercer libro de Minaya.