Por Manuel Vólquez Los pleitos dentro y en el entorno de las escuelas públicas entre alumnos adolescentes de ambos sexos, así como el t...
Por Manuel Vólquez
Los pleitos dentro y en el entorno de las escuelas públicas entre alumnos adolescentes de ambos sexos, así como el trasiego oculto de armas blancas y de fuego, motivan a una profunda preocupación.
He visto esos enfrentamientos a través de las redes sociales y a juzgar por la forma en que los contendientes escolares se golpean, se deduce que existe mucho odio, rencor e intrica, que en un momento dado podría degenerar en unas muertes que pudiéramos evitar.
Recientemente, dos alumnas se peleaban frente a una escuela, no se sabe por qué razón, en medio de un circo de los compañeros de aulas que celebraban eufóricos el combate, en vez de apartarlos. Vi a un estudiante con un cuchillo amenazando a cualquiera que intentara separarlas.
Me cuentan que a diario se producen esas escenas en las escuelas públicas, lo que es una evidencia de que algo anda mal en esos centros de enseñanza. Y también en la familia.
En determinadas ocasiones, la Policía Escolar ha detectado mochilas con armas blancas y de fuego a estudiantes, antes de entrar a las aulas.
Intrigado por la situación, realicé un arqueo al azar en los archivos periodísticos sobre estos hechos y encontré que del 2014 al 2018 no han cesado las contiendas entre los alumnos adolescentes.
Veamos algunos hechos:
-8 de junio 2014, La Romana. Un estudiante menor de edad resultó con amputación del tercer dedo de la mano izquierda al recibir un disparo cuando se le cayó un arma de fabricación casera tipo “Chacón”, en la escuela Paulina Jiménez.
-7 marzo 2016, San Francisco de Macorís. En una requisa realizada por el Departamento de Orientación de la escuela María Altagracia Paula de esta ciudad, fueron halladas en mochilas de los estudiantes destornilladores, tijeras, cuchillos, clavos preparados para producir heridas y hasta punzones, además armas de juguetes.
-15 de septiembre de 2017, Jarabacoa, La Vega. Miembros de la Policía Escolar detectaron en la escuela de Palo Blanco la mochila de una alumna de 13 años con una pistola y varias cápsulas, una caja de cigarrillos y otra de fósforos.
-19 de septiembre 2017. En esa misma provincia, se encontró en la mochila de otra estudiante menor de edad del primero de bachillerato una pistola calibre 9 milímetro, con la marca borrada, y un cargador conteniendo 10 balas.
-15 de septiembre 2018. La Dirección de la Policía Escolar ocupó cuatro cuchillos en las mochilas a tres estudiantes con edades comprendidas entre los 13 y 17 años, cuando intentaban penetrar al Liceo Miguel Martínez de esa provincia.
-21 mayo 2018, Hato Mayor. La Policía Escolar establecida en el liceo Rosa Duarte despojó de un punzón de 18 pulgadas a un estudiante de bachillerato que lo introdujo en el centro supuestamente con la intención de atacar a un compañero.
En todo este cuadro de incidentes, hay una fragrante violación a la ley de porte y tenencia de armas. Estoy seguro que los alumnos desconocen esa ley y la penalidad que enfrentan con esa actitud.
¿Para qué rayos llevar cuchillos y pistolas a un recinto escolar? Tal vez esas son costumbres adquiridas del estudiantado de otros países, como Estados Unidos, donde en varias ocasiones estudiantes han matado a profesores y alumnos, por resentimientos ocultos.
Se impone que las autoridades fortalezcan el régimen disciplinario en las escuelas para frenar esas luchas que, a fin de cuenta, están a punto de desatar los mil demonios en ese sector educativo.
Es el deber de los padres revisar las mochilas y la ropa de sus hijos, antes de salir de la casa y después de retornar de las escuelas. Además, es su responsabilidad cuestionarlos cuando llevan objetos no habituales al hogar.
Se ha denunciado que algunos estudiantes son reclutados por micro traficantes de narcóticos para que sirvan de mulas.
Sospecho que también los reclutan para el trasiego de armas de fuego y otras misiones peligrosas.