Por: Javier Fuentes
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En el contexto de nuestra área de estudio, quiero analizar los graves problemas y desafíos que enfrenta la Administración Trump, y con ella, Estados Unidos en un mundo cada vez más globalizado, marcado por conflictos bélicos, el cambio climático, la competencia industrial, las desigualdades sociales y la creciente desconfianza.
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Lic. Javier Fuentes |
A partir de ese
marco referencial surgen las siguientes preguntas:
1ro)- “¿Podrá
Trump enfrentar los desafíos globales mediante aranceles y sanciones?”
2do)- ¿EE.UU,
logrará competir con una población debilitada por vicios, enfermedades y
división interna ?
3ro)- ¿Le
devolverá Trump la gloria a la nación más influyente de este último siglo?
Para abordar
estas preguntas con sus respuestas en los distintos escenarios, comenzaremos
analizando las perspectivas de expertos que sostienen que la “declinación” de
la hegemonía de Estados Unidos está cerca tomando cómo ejemplo el empuje de
China y un grupo de países que la acompañan.
1ro) Enfoque Económico
La decadencia del
imperio estadounidense, desde una perspectiva económica, está determinada por
diversos factores estructurales.
Según Joseph
Stiglitz, en “El precio de la desigualdad” (2012), resalta cómo la creciente
desigualdad y la deuda externa ha socavado la estabilidad económica de Estados
Unidos.
Y nos plantea:
“La clase media ha perdido terreno, y la dependencia de la deuda ha aumentado,
lo que ha generado un colapso de su base productiva”.
Y añade: “La
globalización ha favorecido a países como China, que han sabido aprovechar una
mano de obra calificada y competitiva, lo que ha permitido a su economía
superar las expectativas globales”.
A partir de este
análisis, se puede interpretar que el ascenso económico de China ha sido
posible gracias a décadas de inversión estratégica en educación y desarrollo
tecnológico, mientras que Estados Unidos ha descuidado la formación y
fortalecimiento de su propia mano de obra calificada.
Esto explica por
qué empresas como Huawei, Tencent y Alibaba han surgido como competidoras
directas de gigantes estadounidenses en sectores clave.
Otro ejemplo de
esto es Tencent Games, la compañía de videojuegos más grande e importante del
mundo según ingresos.
Tencent se ha
consolidado como líder global gracias a su participación en grandes
franquicias, el desarrollo de juegos propios y la adquisición de reconocidos
estudios internacionales, como Riot Games (League of Legends) y Supercell
(Clash of Clans).
Además, TikTok,
la plataforma de redes sociales basada en contenido generado por usuarios (UGC,
por sus siglas en inglés), se ha posicionado como la más poderosa en el ámbito
de videos cortos y dinámicos.
Joseph Stiglitz (
2012), nos señala: “que esta transformación ha desafiado la supremacía de
Estados Unidos, especialmente en áreas como la tecnología y la manufactura
avanzada”.
Agrega: “Este
fenómeno está llevando a Estados Unidos a enfrentar un reto económico que no ha
sido completamente comprendido en sus políticas internas”.
Todo lo
anteriormente mencionado debe extrapolarse a sectores como el aeroespacial, la
inteligencia artificial, la mecánica cuántica, la nanotecnología, la minería,
la industria farmacéutica, agropecuaria y maquiladora.
China representa
el 30% del volumen de la producción mundial.
Para corroborar
lo arriba señalado; “En 2024, el superávit comercial (exportación) de China con
el resto del mundo alcanzó, los 992.000 millones de dólares, según las cifras
publicadas el lunes 13 de enero por la Administración General de Aduanas
China”.(The New York Times 2025)
Esto, sin
mencionar su potente mercado interno, el de mayor consumo mundial y
crecimiento. En 2024 rondó los $33 billones (PPA), mientras que el de Estados
Unidos fue de aproximadamente $26 billones (PPA).
Nadie podía
imaginar 30 años atrás algo tan extraordinario al mismo tiempo de sacar 700
millones de personas de la indigencia y pobreza, quizá, el milagro humano más
extraordinario del siglo.
Se trata del
mayor superávit en la historia de China, y probablemente del planeta.
Además, las
marcas de automóviles eléctricos como BYD, NIO y Xpeng, con sede en China,
están desafiando a las grandes empresas estadounidenses como Tesla, a los
fabricantes japoneses que han decidido en grupos fusionarse, lo que subraya el
crecimiento de la capacidad de producción e innovación tecnológica de China.
Las industrias de
los vehículos eléctricos, han visto cómo estas marcas chinas se expanden
rápidamente, con la calidad tecnología como sus principales ventajas
competitivas.
En el ámbito del
comercio minorista, Temu; plataforma de compras en línea originaria de Pin
Duoduo, ha capturado rápidamente la atención de consumidores globales, con
productos a precios muy competitivos, aprovechando la cadena de suministro y la
mano de obra eficiente china.
Su éxito pone de
manifiesto no solo el poder del comercio electrónico, sino también cómo las
empresas chinas están moldeando el futuro del comercio global, desafiando a
gigantes occidentales como Amazon y Walmart, esta última cerrando sus
operaciones y locales por todo el mundo.
2do) El Dólar y el Sistema Financiero SWIFT.
El fin de la
Supremacía Financiera de EE.UU., se aproxima cada vez más rápido —sin olvidar
que históricamente el dólar ha sido la moneda de reserva del sistema financiero
global— debido a que Estados Unidos al tiempo de controlar el Swift también lo
usa como mecanismo de presión.
Algo que ha caído
muy mal a gobiernos de distintos países.
Este declive en
la confianza —no en oro— del dólar y los esfuerzos de varios países al
diversificar sus reservas internacionales está desafiando la supremacía
estadounidense.
De un 80 % ha
bajado a menos de 60% como moneda de reserva.
La tendencia a la
desdolarización ha ganado fuerza, con
los BRICS, particularmente en economías como China, Rusia, Brasil, India, Irán,
Sudáfrica, Venezuela, etc…, por el uso frecuente de las sanciones y las
guerras, obligando a los países a buscar otras alternativas en sus
transacciones internacionales.
La utilización
del SWIFT como arma política y de sumisión, quedó tan evidenciado con las
sanciones impuestas a países como; Irán, Rusia, Venezuela y la guerra de los
Chips, generando una reacción negativa.
Sergey Glazyev
argumenta que “el uso de este sistema para imponer sanciones ha empujado a
Rusia y otras economías emergentes a desarrollar sus propios sistemas de pago,
como el SPFS en Rusia, o fortalecer las
alternativas proporcionadas por China a través del sistema CIPS”.
Esta ruptura del
monopolio financiero estadounidense está acelerando la transición a un sistema
multipolar, donde el yuan y otras monedas regionales ganan terreno, particularmente
en el contexto de la Ruta de La Seda, fuera de la esfera de influencia
estadounidense.
3ro) Enfoque Político
Jeffrey Sachs ha
abordado en varios escritos y entrevistas la disminución de la hegemonía global
de Estados Unidos y sus implicaciones.
En una entrevista
publicada en La Vanguardia en septiembre de 2024, Sachs afirmó que, “tras la
desaparición de la Unión Soviética en 1991, Estados Unidos asumió que dominaría
el mundo como potencia hegemónica sin rival”.
Sin embargo, explicó que este enfoque “ha llevado a una
creciente multipolaridad, con el ascenso de potencias como China, Rusia e
India, lo que ha reducido la influencia estadounidense en asuntos globales”.
Desde una
perspectiva política, Emmanuel Todd, en ¿Quién es Charlie? (2019), subraya cómo
“la creciente polarización dentro de Estados Unidos está debilitando la
cohesión interna y afectando su capacidad de liderazgo global”.
El sistema
político estadounidense ha sido incapaz de adaptarse a las nuevas realidades de
un mundo multipolar. Y en lo interno se ridiculiza así mismo.
Zbigniew
Brzezinski, en “El gran tablero mundial” (1997), sostuvo que “el mayor desafío
para Estados Unidos era evitar que China emergiera como una potencia rival”.
Pero en su
análisis subestimó el ascenso de China.
Mientras
Brzezinski enfocó sus esfuerzos en aislar a China, no anticipó la rapidez con
la que este país transformaría su economía y poderío político.
China ha logrado
aprovechar su mano de obra calificada no solo para mejorar su producción
interna, sino también para expandir su influencia geopolítica a través de iniciativas como la Ruta de la Seda y
negociaciones con todos los gobiernos sin importar ideología.
Brzezinski, en su
deseo de preservar la hegemonía estadounidense, cometió un error estratégico al
no prever el impacto de la apertura económica de China y su posterior
crecimiento acelerando la deslocalización industrial estadounidense.
4to) La Ruta de la Seda y Alternativas al
Transporte Marítimo
La Ruta de la
Seda, es otro de los desafíos que Trump tendrá que sortear, buscando un
sustituto a la creación de este sistema —comercial— supranacional geoeconómico,
estrategia extremadamente brillante desde la geopolítica.
Esta Ruta de la
Seda, representa una alternativa que desafía, de igual modo, el control comercial marítimo, de forma
que en medio de un conflicto Estados Unidos no pueda bloquear a China.
Partiendo por lo
dicho de Henry Kissinger, que “El poder naval se convirtió en un pilar para
proteger las rutas comerciales y expandir mercados en Asia y América Latina,
consolidando a EE. UU. como una potencia económica y militar”.(La Diplomacia
1994)
Intuimos que la
iniciativa fue concebida bajo la visión de crear nuevas infraestructuras de
transporte comerciales para no depender de los océanos, donde ha ejercido
Estados Unidos una fuerte influencia.
No podemos
olvidar que la armada de EE.UU, ha sido estructurada para proyectar poder naval
en cualquier frontera marítima, ese es su origen imperial.
Pero la expansión
de la Ruta de la Seda está reduciendo esa dependencia y configurándose un “Nuevo Orden Global”.
Además, La Ruta
de La Seda no es solo una estrategia económica, sino también una forma de
fortalecer el poder geo-comercial y militar de China.
Ya nadie pone en
dudas que cuando se habla de conflictos mundiales, no se puede descartar la influencia China en
África, América latina y Eurasia proyectando poder económico, político y hasta
militar.
Sin dudas que
China se está preparando junto con otras naciones para sustituir a
Norteamérica, —por razón de que los imperios son categorías históricas
determinadas en el tiempo— lo que representa un desafío peligroso para Trump.
La Ruta de la
Seda, no solo involucra el transporte físico, sino también una red de
colaboración tecnológica y económica que integra a Eurasia y África, destacando
la creciente competitividad de la tecnología, finanza y mano de obra calificada
china.