Mi ventana óptica
Por Alejandro Almanzar
En la semana transcurrida, el director de Listín Diario, profesor Miguel Franjul, propuso una iniciativa para corregir el desorden vehicular en el país. En su editorial, establece el acompañamiento de un pasajero al conductor, para evitar la movilidad innecesaria de varios vehículos de una misma familia.
Una tremenda propuesta, pero debería ir acompañada de las placas con permiso a circular, que aplicaría para motocicletas y vehículos pesados. Donde sólo se exceptúen los de usos oficiales y de emergencias. Incluir, además, el transporte público, usando el color de franjas y sus placas.
Igualmente, las compañías de taxis, estas deben someterse a la política de las placas y número de unidad, pero de nada servirían dichas medidas, si los alcaldes tampoco hacen su trabajo, la mayoría de nuestras ciudades y barrios cuentan con callecitas coloniales que, en lugar de funcionar de dobles vías, lo hagan en una sola orientación.
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A. Almanzar |
El estacionamiento en estas estrechas calles debe ser también regulado, pues comentaba recientemente, que una calle de doble circulación termina en un solo carril, porque a ambos lados se permite el estacionar empeorando el problema.
En ocasiones, se ha intentado buscar solución mediante la educación vial a chóferes y peatones, pero eso no ha dado resultado, ni puede darlo, pues hacen falta normativas sancionadoras que obliguen a su aplicación.
Salir a las calles de nuestro país, sobre todo quienes vivimos fuera, se torna difícil, acostumbrados a ciudades donde el derecho del peatón está garantizado, que en cada esquina hay una señal que ordena pasar o detenerse, pero que, por las consecuencias, el chofer, aún el peatón comete la imprudencia, lo piensa para accidentarlo.
En mi caso, que manejé en ese desorden desde los 16 años, que viví en la entraña del monstruo, se me dificulta salir a las calles y ni pararme sobre las aceras, donde de repente un imprudente se sube en un auto, bicicleta o moto y se lo lleva de encuentro. Mi hija, el yerno y amigos ponen a mi disposición vehículos y tampoco me atrevo a salir a manejar, porque son muchos los riesgos a exponerse, pues hay individuos, que notan, somos viajantes y eso se convierte en una amenaza, cuando de repente viene un motorizado y se estrella contra nuestro auto.
Me dicen, que son grupos organizados, compuestos por policías, fiscales y jueces para extorsionar a esas personas, que saben, tienen el tiempo limitado allí para regresar a su trabajo en el país de procedencia y se convierten en blancos de extorsionadores.
Un país donde nadie controla nada, como la entrada de vehículos, no tengo un trabajo de campo sobre el particular, pero debemos estar entre los países con más negocios de vehículos nuevos y usados del área. Por eso, la propuesta de Franjul, como la nuestra, caerán en sacos rotos, porque las autoridades no llegan al cargo a resolver problemas, si no, a agravar lo que ya se habían solucionado.
Pero ninguno pierde el tiempo, pues ese es nuestro trabajo, sugerir, no somos a quienes el votante elige para representarlos. Escogimos este oficio, del que sólo cosechamos más ingratitud que bienestar, a lo que no vamos a renunciar, porque al periodismo no nos metió nadie obligado, aquí estamos, conscientes del compromiso con la sociedad y mostrar nuestra preocupación por el caos vehicular y ofrecer soluciones es nuestro ineludible deber.
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