Mi ventana óptica
Por Alejandro Almánzar
Del mismo equipo y grupo, Abinader, cada vez se parece más a la administración de Jorge Blanco, un presidente que se pasa el tiempo emitiendo decretos y derogándolos, sometiendo leyes para luego retirarlas del Congreso, demuestra no tener nada de estadista y un país desgobernado así estará en un inminente peligro.
Para nadie es un secreto, el país desde el 2019 demanda de una reforma fiscal, para colocar la economía a tono con el crecimiento económico y cumplir la meta del milenio, dicen economistas y es así, aunque se trata de un parto doloroso.
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A. Almanzar |
El problema radica, cuando un presidente se descalifica ante el pueblo, malgastando el dinero del contribuyente para apropiarse anti democráticamente los poderes del Estado, pero también sometiendo al país a un excesivo endeudamiento interno y externo.
Más de 40 mil millones de dólares tomados prestados sólo en su primer cuatrienio, superando lo tomado por gobernantes durante los últimos 42 años, como si hubiese hecho un máster de cómo endeudar a una nación, préstamos que nadie sabe en qué renglón de la economía se han invertido, como si se tratara de la finca suya que administran sin tener que rendir cuentas a nadie.
Ahora le salen a la gente con una reforma letal, la que según el presidente, ya ordenó del Congreso retirar, pero con lo desconfiable que resulta este señor, nadie descarta que esté diciendo una cosa para hacer otra, lo mismo ya hizo con la Ley 01-24, para restringir los derechos de la ciudadanía.
Por lo tanto, nada tenemos que celebrar con ese anuncio y en cambio, mantenernos en guardia y arreciar la lucha contra este intento genocida que pudiera ser aplicado cuando el pueblo esté distraído en fiestas de diciembre, recordemos la máxima de Bosch, “si me engaña una vez, tonto es, si me engaña dos, tonto yo”.
Después que usted gastó el presupuesto desequilibrando la economía, venir a decirle a los pobres y a sectores productivos que deben dejarse poner la soga al cuello, para seguir soportando y cargando los partos de las haitianas, la educación de niños haitianos y garantizar la salud de millones de indocumentados traídos maliciosamente por organismos internacionales es una desvergüenza mayúscula.
Aumentar y crearles impuestos, sin tocar los privilegios de congresistas parásitos, que no les sirven de nada a la democracia, ni al país, su Barrilito, Cofrecito y otros irritantes beneficios para estos honorables delincuentes no pueden ser tocados, mientras empobrecen al dominicano.
Tampoco propone suspender la publicidad que se lleva miles de millones del presupuesto para tener periodistas mintiendo a favor del gobierno, "pensiones solidarias” que burócratas reciben sin aportar nada a la sociedad.
Nadie cree en quien tanto miente, y sabemos que una gama de intereses nefastos nos ha colocado en las peores manos y mentes cavernarias que conspiran con la salud de la Patria, por lo que debemos mantenernos vigilantes y atentos a la maldad de hombres sin juicio y sin corazón.
A pesar del anunciado retiro de dicha pieza, tan sólo la propuesta, es una provocación innecesaria, como si estuvieran midiendo la capacidad del pueblo a defender sus derechos; mientras el gobierno regala millones de pesos en combustibles a ricos, subsidios, funcionarios recibiendo salarios lujosos y los obreros ganando una migaja que no da ni para comer una vez por día.
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