Mi ventana óptica
Por Alejandro AlmánzarLic. Alejandro Almánzar
Durante mi ausencia involuntaria por unas dos semanas de los medios de comunicación y redes sociales, al regreso encuentro la justificada preocupación de buenos dominicanos, ante el destino de la obra de Duarte y Los Trinitarios, en manos de autoridades que para escapar de la justicia imperial ceden la soberanía nacional a organismos internacionales como solución del tema haitiano.
La ONU encontró la debilidad en autoridades descalificadas por sus nexos con el narcotráfico y lavado de activos, sin autoridad alguna para rechazar los planes conspirativos de esos grupos. Pero Abinader y la ONU no están solos, la oposición con su silencio parece parte de la trama.
Quien dio seguimiento al proceso electoral pasado y usa el Sentido Común, sabe que fue con su anuencia que este gobernante entreguista se quedó en el poder, y lo evidencia la baja votación del PLD, porque sus votos fueron comprometidos con dicho proyecto.
Partidos minoritarios, que sólo persiguen drenar al Estado, sin importar que su afán de lucros destruya la dominicanidad, pero nada peor como el silencio de un pueblo resignado e indiferente. Incluyendo el silencio de Leonel Fernández y otros lideres en momentos tan cruciales para la soberanía nacional.
Cómplices por comisión u omisión, coincidiendo con los traidores, a quienes tenemos identificados para cuando terminen de desatar la furia colectiva vean rodar sus cabezas. Hoy, la prensa al servicio del gobierno habla de la construcción del Muro fronterizo, de deportaciones de ilegales, pero es parte del mismo guion para distraernos.
Pronto debemos pasar de la palabra a la acción, impidiendo por la fuerza que escuelas y maternidades sigan siendo ocupadas por haitianos con la complicidad del gobierno. Formemos el Ejercito Trinitario, que como trinchera de honor volvamos a vencer a los imperios invasores y sus lacayos que conspiran contra la República Dominicana.
Resulta indignante, que un mandatario y sus funcionarios se arroguen el derecho de negociar el destino de un pueblo, abusando del voto que recibieron usando malas artes. Impidamos la modificación a la Constitución que promueve un presidente desconocedor de nuestra historia republicana.
Que con su accionar nos conduce irreversiblemente al baño de sangre, porque en algún momento alguien debe levantarse dispuesto a detener la haitianización del territorio dominicano para satisfacer intereses de la comunidad internacional, responsable de la desgracia que sufre Haití.
Abinader, ni sus cómplices de la política tienen derecho a semejante cobardía, abusando de la condición de pueblo solidario que somos. Es momento de tomar las calles contra un proyecto que no sólo lesiona la soberanía, sino, que amenaza la existencia del país.
Siempre advertí, el surgimiento de pandillas en territorios haitianos tenía como fin desestabilizar la Isla, que la llegada de militares kenianos no resolvería la inseguridad en dicho territorio, por eso, ningún jefe de pandilla ha sido detenido, porque cuentan con el salvoconducto de naciones poderosas.
Quienes les proporcionaron armas de altos calibres para sus operaciones, pero sí, están poniendo a prueba el coraje de los dominicanos, olvidarían las veces que desde la fundación de la nación hemos enfrentado y vencido a imperios interventores en defensa del legado de Duarte e igualmente hoy estamos preparados para llevar a cabo una nueva Restauración de La República y hacer escarmentar a los traidores como se debe. Finalmente, justicia para Paula Santana. ¡Condena para el poderoso involucrado!
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