Mi ventana óptica
Por Alejandro Almánzar
Es lo que ha generado dos acontecimientos transcurridos en la semana finalizada, las elecciones venezolanas, y en el viejo Continente, un combate entre la boxeadora italiana Angela Carini y la argelina Imane Khelif, en los Juegos Olímpicos de París, Francia.
Este último evento ha provocado la ira casi generalizada, luego que la dama italiana se vio precisada a abandonar el combate a los 46 segundos, al sentir que los golpes propinados por su rival no se corresponden con los de una persona de su mismo género. LIC. A. ALMANZAR
Más tarde se disculpó con Imane, por creer que la habían puesto a competir con un hombre en lugar de una mujer. Ya esta persona había sido rechazada en una competencia de 2023 por las mismas razones, pero el Comité Organizador de los Juegos dice que se cumplió con el protocolo.
Ante el malestar suscitado, el mundo se ha solidarizado con Angela, criticando que en nombre de la igualdad de géneros hasta lo deportivo ya forme parte de esa agenda. El escándalo hizo que los organizadores ofrecieran un premio en metálico a la atleta italiana, pero tanto esta, como el Concejo de Boxeo Italiano rechazaron la propuesta demandando mayor transparencia en la competencia deportiva.
Incluso, personalidades como Elon Musk, reaccionaron indignados por lo sucedido en los JJ OO de París. En cuanto a Venezuela y sus elecciones, nuevamente la oposición denunció irregularidades en los comicios por parte del gobierno de Nicolás Maduro, que fue declarado ganador con el 51% de los votos.
Hoy como ayer, Alí Primera y sus Guaraguaos, estarían levantando su voz de protesta en las calles, ante un régimen sin la legitimidad de su pueblo, incapaz de consensuar, pero Venezuela, tiene la desgracia de no poder confiar en quienes gobiernan, ni en los que buscan el poder de mano de la Comunidad Internacional.
Y no encontrará la paz, mientras opositores y oficialistas sean instrumentos de potencias que meten sus narices allí a nombre de la geopolítica en la Era de la nueva Guerra Fría. Por eso siembran la violencia y el odio para dividir al pueblo, mientras la penuria obliga a su gente a salir por cualquier vía en busca de subsistir.
Esta nación ha retrocedido a la misma realidad que encontró Hugo Chávez, en 1992, en medio de la descomposición social y política que sólo genera desigualdad en su población. Lo peor sería, descubrir que hemos perdido el espíritu de luchar y enfrentar con gallardías los males como nos enseñó Alí.
Un pueblo que nos enseñó a luchar por las libertades no merece eso, a lo que nunca debemos renunciar hasta lograr el Estado de Derechos, en que a nadie se le ocurra imponernos gobernantes títeres que sólo sirven a sus amos y preguntarnos ¿Por qué una patria tan rica tiene tantos pobres juntos?
¿Qué preocupa a estas potencias? ¿Venezuela, su gente? No, el petróleo, el Litio y demás metales demandados para desarrollar la tecnología. ¿Por qué no se preocupan por Haití? Porque ahí no hay nada. Por eso “defienden a la oposición”, para que les entreguen la riqueza venezolana.
De lo sucedido en Francia, nadie discute si esta persona nació con esa condición, es que, teniendo un cromosoma identificado, debía competir con otro de su igual, no con una mujer y evitan así una indignación colectiva.
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