Mi ventana óptica
Por Alejandro Almánzar
Mientras Abinader y su gobierno distraen al país con una modificación constitucional que nadie les ha pedido, los ciudadanos enloquecen y acontecimientos insólitos copan los titulares de la prensa. Desde 2020 hacia acá, he tratado tanto este tema que ya me hastía.
Pero sólo buscando sensibilizar a las autoridades para que presten atención a nuestra gente y eviten dramas tan perturbadores como los que diariamente reportan medios de comunicación. Pero, esta es otra de las tantas batallas perdidas, pues los planes de quienes gobiernan están muy lejos de pensar en la ciudadanía, ocupando el tiempo en agendas e intereses muy ajenos a los del pueblo.Lic. Alejandro Almánzar
Las cárceles no sólo están llenas de reclusos con otras condiciones de salud, sino, que también de enfermos mentales, sin que eso preocupe a funcionarios del sistema judicial y menos a los del gobierno central, donde al parecer, el Departamento de Salud Mental desapareció de la tierra, o entienden que no tiene sentido "gastar dinero para atender a locos", que piensen así tampoco me extrañaría.
Si fueran servidores públicos comprometidos con su pueblo, en lugar de Reforma Constitucional, hablarían de reformar el sistema carcelario, priorizando situaciones de enajenados mentales para que tengan un hospital donde ser enviados al cometer un hecho que lacera a la sociedad y no a una cárcel donde sus problemas empeoran.
Durante su comparecencia rindiendo supuestas cuentas ante el Congreso, ni ante su nueva juramentación el pasado 16 de agosto, en miles de palabras pronunciadas por Abinader no empleó una sola de aliento ante tan graves problemas que enfrentan muchos dominicanos viviendo desamparados.
Están concentrados en agenciarse impunidad hacia un futuro que pudiera serle adverso por sus acciones en su paso por el poder, o son funcionarios que no saben para qué fueron elegidos. Posiblemente estemos frente a un fenómeno universal luego de la pandemia, pero resulta chocante, que nuestras autoridades inviertan tantos recursos en proyectos sin importancia, mientras las esquizofrenias atacan a una población huérfana de autoridad, de lo que nos enteramos al experimentar acciones que se desmarcan de lo que creemos normal.
Como el de Ana Josefa García, madre que decapitó a su hija de seis años, ahora irá a una cárcel, en lugar de un reformatorio donde pueda mitigar su cuadro de salud que la perturba, pues, aunque ella alega motivos religiosos, es visible su desequilibrio emocional y mental.
Tampoco de este caso oímos al presidente referirse, aunque habla a diario de su afán por cambiar la Constitución, es su prioridad, por encima de estos hechos conmovedores y desquiciantes. Parecería que finalmente todos perdimos la cabeza y la cordura, sin capacidad para entender las prioridades del ciudadano.
Una población descuidada, sufriendo inmensos y tediosos apagones, pagando una alta facturación eléctrica, con carestía de la comida y servicios básicos, inseguridad ciudadana, agréguele a esto la indiferencia de la autoridad, de repente tendremos un país de locos.
Que los padres no encuentren espacios en las escuelas públicas para sus hijos, porque el presidente asumió un compromiso con la comunidad internacional para cederle las aulas a los haitianos, que las dominicanas no tengan espacios en sus maternidades por estar ocupadas con parturientas extranjeras, si esto no encuentra una rápida solución la sociedad entera caerá en una crisis de salud mental de incalculable consecuencia, mientras los funcionarios se pelean en palacio por los cargos públicos.
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