La Junta Central Electoral como medio de legalizar fraudes electorales Por: Leonardo Placeres El autor es empresar...
La Junta Central Electoral como medio de legalizar fraudes electorales
Por: Leonardo Placeres
El autor es empresario y activista social
MIAMI-FLORIDA.- El 16 de mayo del año 1990 se realizaron elecciones en la República Dominicana. En estas elecciones participaron cuatro candidatos favoritos: Juan Bosch, Joaquín Balaguer, José Francisco Peña Gómez y Jacobo Majluta. Lo casi siete millones de habitantes que tenía la República Dominicana, en aquel entonces, estaban sometidos a una fuerte crisis económica y social que desencadenó una inflación de casi el 100 % en el año 1990.
El pueblo dominicano estaba decidido a salir del gobierno de Joaquín Balaguer. Los prolongados apagones, la falta de combustibles, la especulación con los precios de los alimentos de primera necesidad, hacían impostergable la salida del Presidente Balaguer de la dirección del estado dominicano.
Leonardo Placeres- Articulista visitante |
En medio de este panorama desolador, la responsabilidad de organizar los comicios del año 1990 fue puesta en mano de una nueva Junta Central Electoral, elegida por el Senado de la República controlado en ese periodo por el Partido Reformista Social Cristiano, de Joaquín Balaguer.
La oposición no estuvo presente cuando el Senado eligió a los nuevos jueces de la Junta Central Electoral. Esos nuevos jueces fueron: Florián Tavares, Presidente; Hugo Álvarez Valencia, Suplente del presidente; Rubén Zuro, miembro; José Enrique Almánzar, Suplente miembro, Olga Seijas Herrero, Miembro, Guillermo Sánchez Gil, Suplente Miembro y el señor Amable Díaz Castillo, Secretario de la Junta.
Bajo estas adversas condiciones de control, por parte de Balaguer y de la nueva Junta Central Electoral, la oposición con Bosch a la cabeza como candidato del PLD, tuvo que acudir a los comicios del mes de mayo del año 1990. Concluidas las votaciones el candidato que encabezaba todas las encuestas, Juan Bosch Gaviño, salió delante en los resultados de los boletines de la Junta Central Electoral y según los centros de cómputos tanto del PLD, de Juan Bosch y del PRD, de Peña Gómez; Bosch aventajaba a Balaguer con más de 50,000 votos concluido el sufragio.
El PLD se declaró ganador de los comicios por medio de su jefe de campaña Felucho Jiménez, quien estuvo acompañado de, quien para aquel entonces era el secretario de prensa del PLD, Leonel Fernández.
El país se paralizó esperando los resultados finales de las elecciones. Sin embargo, a partir del boletín número 10, Balaguer, de repente, estaba por encima de Juan Bosch. El fraude había comenzado. El 17 de mayo la Junta Central Electoral concluyó con los boletines que mostraban a Joaquín Balaguer como ganador de las elecciones del día anterior. El fraude se había consumado.
Bosch denunció que se había cometido un fraude electoral y llamó al pueblo a lanzarse a la calle para enfrentarlo. Para Bosch las irregularidades se hicieron en la Junta central Electoral con la complicidad de su presidente Florián Tavares y el apoyo de Joaquín Balaguer Ricardo.
La historia parece repetirse 30 años después. Los mismos actores apoyan el fraude electoral del 16 de febrero del 2020. El Consejo Nacional de Hombres de Empresas y los miembros que dirigen la Junta Central Electoral, con Julio César Castaños Guzmán a la cabeza, y entre los cuales se distinguen Roberto Saladín, un burócrata que ha servido a todos los gobiernos corruptos que ha tenido la República Dominicana en los últimos 50 años.
Nunca voy a borrar de mi memoria aquel momento en el que el Consejo Nacional de Hombres de Empresas, CONEP, le rindió homenaje a Florián Tavares por su ayuda en evitar que Juan Bosch fuera presidente de nuevo, 27 años después de haber sido derrocado aquel fatídico 25 de septiembre del año 1963.
Tenemos que recordarles, tanto al señor Saladín como al señor Pedro Brache presidente del CONEP (Consejo Nacional de Hombres de Empresas), que la República Dominicana del 2020 no es la misma de los años 1990. Nuestros jóvenes de repente han descubierto que viven bajo una dictadura, que lamentablemente es encabezada por los discípulos de Juan Bosch. Nuestros jóvenes contagiados de júbilos sienten reverdecer sus enmohecidos anhelos de cambio, libertad y justicia.
Un régimen fascistoide como el que encabeza Danilo Medina Sánchez, sin contrapesos democráticos, que mantiene secuestradas las instituciones del estado dominicano; tenía que desencadenar tarde o temprano en algo como lo que está sucediendo en las principales ciudades de la República Dominicana.
Señor Saladín esperamos que, a sus 83 años de fiel servicio a las mafias que han controlado el estado dominicano, no terminen siendo cómplices de una masacre parecida a la del Tlatelolco en aquel México de 1968 bajo el régimen de Díaz Ordaz, donde miles de jóvenes mexicanos fueron asesinados por el solo hecho de pedir libertad y democracia.
Roberto Saladín, ¡es hora de renunciar!
Leonardo Placeres
Empresario y activista dominicano que reside la ciudad de Miami, Florida.