Mi Ventana Óptica Por Alejandro Almánzar El mundo se despertó, con la Amazonía en llamas, un incendio que no sólo extinguió árboles ...
Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
El mundo se despertó, con la Amazonía en llamas, un incendio que no sólo extinguió árboles y vegetaciones, si no, también vidas humanas, las cuales por tratarse de indios, y animales silvestres, no encontrará eco en el gobierno brasileño.
Desde antes de llegar al poder, el presidente, Jair Bolsonaro, dejó clara su determinación de reducir los territorios ocupados como Reservas Indígenas, y al parecer, en sus planes, no respetará ni el don más sagrado, la Vida.
Aunque son frecuentes los incendios en los asientos indígenas de esta zona, este genera mayor preocupación, porque desde que asumió el poder el actual mandatario brasileño, las amenazas a sus habitantes se han intensificado.
El mundo debe saber, si su gobierno, en complicidad con mineros y madereros, unió criterio y acción para sacar a la mala a los indios de su habitad, y así adueñarse de las riquezas que la Amazonía guarda en su interior.
No podemos enfocarnos sólo en el desastre ecológico que provocará este incendio, es necesario averiguar, cuál es el número de muertos, enfermos y desplazados por esas manos criminales, y exigir condenas para los culpables.
Esta reserva forestal proporciona el 20% del oxígeno al mundo, según dicen expertos. De ahí, la protesta de Francia y su gobierno, frente a lo que parece no sólo un genocidio humano, si no, ambientalista, que pone en peligro a la humanidad.
La mayoría de estos incendios vienen acompañados de impunidad, corrupción y la complicidad de autoridades, que unidos a los explotadores de estas reservas mineras y madereras son capaces de amenazar al planeta entero.
Lamentablemente, hasta grupos indígenas han sido arrastrados por la corrupción. Los funcionarios destinados a velar por dichas reservas no escapan a esto, y de ahí los desafíos que asechan a los ocupantes de estas tierras.
Este acontecimiento tiene la particularidad, de lo que el Gabo llamaría "Crónica de un Incendio Anunciado", por tratarse de gente amenazada, que no tienen estaciones de radio, canales de TV, periódicos, ni Redes Sociales, para denunciar al régimen.
Por eso, el mundo tiene que movilizarse y dejar sentir su voz, ante lo que pudiera ser un acto planificado deliberadamente, por parte del mandatario brasileño, y los intereses espurios que los llevaron al poder con esta agenda criminal.
Deben levantarse Fray Antón de Montesinos, y Padres Las Casas nueva vez, ahora, para denunciar el genocidio del siglo XXI, contra los nativos de la Amazonía, cometido por gente con poco escrúpulo, e irreflexivas.
Fue el primer anuncio, al tomar posesión como presidente, afirmando, que “más del 15 % del territorio es delimitado como tierra indígena, de hijos, y nietos de afrodescendientes, que huyeron de la esclavitud.
Mucho antes de la llegada de Bolsonaro, los descendientes de las tribus originales que pueblan la Amazonía, ya eran vulnerables a mineros, leñadores y agricultores, que habían talado a niveles desproporcionados sus reservas.
La prensa brasileña afirma, que entre 2006 y 2017, la Amazonía perdió más de cuatro millones de hectáreas, representando un grave peligro para la humanidad, ya que, esta es la mayor reserva natural que sirve de pulmón al mundo.
No es infundada la alarma de quienes advierten del daño al Ecosistema, pues vieron, cómo Brasil oscureció dos horas antes de lo acostumbrado, revelando la magnitud del problema que estarían provocando manos criminales.
Twitter, @alexalma09