Por Manuel Vólquez Hace un par de semanas leí una información fechada en un país europeo que detallaba los problemas que confrontan los u...
Por Manuel Vólquez
Hace un par de semanas leí una información fechada en un país europeo que detallaba los problemas que confrontan los usuarios de los teléfnos celulares respecto a la calidad y la durabilidad de los mismos en el mercado internacional.
Decían algunos informáticos que la norma es que un móvil está supuesto a durar 10 años en poder de una persona, naturalmente, dependiendo del trato que se le dé y de las tarjetas de memorias que contenga.
El caso es que los fabricantes programan esos aparatos para que se dañen a los dos o tres años utilizando una cuidadosa norma de programación conocida como "Obsolencia Programada", práctica que obliga a la gente a cambiar de móvil con mucha frecuencia debido a múltiples averías de los accesorios.
Se trata de una técnica fraudulenta que algunos fabricantes implementan y que los usuarios nunca perciben, sobre todo en naciones en vías de desarrollo donde no se aplican regulaciones ni se protege al consumidor.
Hay personas que suelen cambiar los móviles periodicamente, conocedores de esa realidad. Alguien me dijo que los taiwaneses acostumbran sustituir los celulares después de seis meses o un año de uso. Sospecho que ellos conocen esa técnica fraudulenta.
Es posible que esos móviles son recogidos por empresarios de otros países para reciclarlos y venderlos como nuevos.
Viendo las cosas desde esa perspectiva, pienso que la práctica de la "Obsolencia Programada" se ha extendido siempre a otros servicios colaterales, como las comunicaciones, la conexión de cable, internet y telefónos residenciales.
Saqué un plan de Wifi inalámbrico con mucha velocidad, y datos ilimitados, con una de las dos conocidas compañías de comunicaciones que funcionan en el país. Dos años después, me llamaron para ofrecerme otro plan supuestamente con más calidad.
Conociendo sus intenciones, dije que no. A partir de esa negativa, la empresa me puso lento el servicio y me vi obligado a aceptar la oferta con una tarifa mensual que luego aumentaron con los impuestos y otras tarifas que ellos nunca revelan al momento de formalizar el contrato de 18 meses que imponen al usuario.
Cuando se acude a una empresa dealer a comprar un carro usado, nunca le brindan informaciones reales al interesado. Las cosas se las onen bonitas, pero no dicen los defectos que tiene el vehículo. El primer fraude consiste en reducir al mínimo las millas o el kilometraje consumidos por el vehículo para presentarlo como nuevo; también colocan alfombras y algunos accesorios nuevos. A los pocos meses, los adquirientes de vehículo son acorralados por los problemas.
La mayoría de los negocios de comida rápida sirven a los clientes alimentos calentados, de poca calidad y muchas veces carentes de higiene. A las personas, sin embargo, siempre les aseguran que se trata de comida "fresca", en especial si se trata de carnes y mariscos.
Si acudimos a las tiendas de electrodomésticos, nos venden productos con despecfectos de fábrica y sin ninguna garantía. Si se trata de una tienda de ropa, te venden telas podridas y caras con el lema de "liquidación total".
Los fraudes son más evidentes cuando llega el "Viernes Negro", pues los comerciantes elevan los precios de las mercancías al doble de su valor para ofertarlos con un 50 ó un 60 por ciento, que en la práctica no existe.
Muchas estaciones de expendios de gasolina, gasoil y Gas Licuado de Petróleo suelen con frecuencia cometer fraude alterando los medidores. Por ejemplo, usted pide dos mil pesos de gasolina y el despachador retira la manguera cuando el medidor registra RD$1,999.9 o la manguera deja de succionar el combustible y reduce la velocidad cuando faltan 30 pesos para la cifra acordada.
Si acudimos a una farmacia en busca de un medicamento de calidad, allí no encontraremos con fármacos falsificados vendidos con la etiqueta de "calidad". fabricados por laboratorios fantasmas. Varios de esos establecimientos operan en el país de manera ilegal con medicamentos falsificados.
Los casos son muchos. A penas he citado algunos. Así andan las cosas en nuestros países.
Estamos expuestos a las acciones fraudulentas de personas inescrupulosas que operan libremente perjudicando las economías de los usuarios mediante la venta de productos cuestionables, que no son supervisados.