Mi Ventana Óptica Por Alejandro Almánzar 57 años del ajusticiamiento a Trujillo, no han sido suficientes para el país cicatrizar las ...
Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
Por Alejandro Almánzar
57 años del ajusticiamiento a Trujillo, no han sido suficientes para el país cicatrizar las heridas del totalitarismo, que durante 31 años asesinó, torturó, desapareció y encarceló, a quien se opuso a su crueldad, y al robo de los bienes públicos.
Las heridas siguen abiertas, porque la democracia instaurada desde entonces, no ha sabido condenar tantos crímenes, donde la corrupción, es lo único que se ha democratizado, porque hoy más corruptos se reparten el pastel.
Porque cuando el Jefe, sólo él, familiares y amigos cercanos, manejaban al país como su finca personal. Trujillo atemorizó tanto, a tanta gente, que todavía quienes vivieron su horror, temen hablar, porque rememorarlo, produce escalofrío.
Siendo niño, con muchas interrogantes, le preguntaba a mi padre, cómo el país aceptó que un hombre lo sumiera en ese pánico colectivo. “Mi hijo, cállate, porque para explicar eso, había que vivirlo, y tu no estabas en este mundo” me respondía.
Trujillo, no se hizo dictador por sí mismo, si no, que lo hicieron, como pudieran convertir a Danilo Medina, si el país lo acepta. Para su empresa criminal, contó con intelectuales, con políticos frustrados, que al no lograr sus objetivos, prefirieron entrara el Mar.
También con hombres del Clero, para en el nombre de Cristo, perseguir a sus enemigos, para lo que estructuró unas Fuerzas Armadas, a imagen y semejanza de su vileza, para con las armas y el uniforme reprimir las ideas.
Entre los políticos responsables de esa dictadura, exonero de culpa a Desiderio Arias, porque su único error fue, apegarse a la sinceridad que lo caracterizó hacia los amigos. ¿Por qué los asesinos de esa dictadura no han sido procesados? Por debilidad del sistema y complicidad política.
Los países que vivieron semejantes dictaduras, crearon mecanismos legales para que estos hechos no queden impunes, sin embargo, nuestra “democracia” tiene esa deuda pendiente 57 años después, porque la clase política sólo obra en base a sus intereses personales.
Por eso, no creo en quienes hablan de “combatir la corrupción e impunidad”, porque si en realidad quisieran eso, hace mucho, existiera un Movimiento de Conciencia, reclamando justicia contra esos asesinos que aterrorizaron el país.
Tal vez el miedo, llevó a familiares de tanta gente asesinada, torturada, y desaparecida a renunciar a exigir castigo para los sicarios del régimen. Conformándose con levantar Monumentos a sus nombres, pero sin mover la acción judicial contra esos depravados por sus atrocidades.
Por eso, quienes formaron parte de esa dictadura, todavía anhelan volver al poder, reivindicando el accionar criminal del dictador, como una burla a la falta de justicia. Por ahí andan personas comprometidas con ese pasado sangriento, que muy bien pueden ser juzgados.
De lo contrario, nadie creerá en una Democracia, que ni siquiera para aplicar justicia a los verdugos de Trujillo y Balaguer ha servido. Los asesinos de las Mirabal fueron los únicos “juzgados”, pero beneficiados por la componenda y la indiferencia de ese Estado cómplice.
Son esos mismos, que hoy se burlan del dolor de esas familias afectadas, donde Balaguer, no sólo formó parte de la intelectualidad de la tiranía, si no, que el país le permitió continuar el trujillato, sin Trujillo, obligando a la sociedad a vivir sangrando por una herida que nunca cicatrizará, ante una Justicia inoperante.
Twitter, @alexalma09