Mi Ventana Óptica Por Alejandro Almánzar La preocupación social es una carga pesada, sobre aquellos que ...
Mi Ventana Óptica
Por Alejandro Almánzar
La preocupación social es una carga pesada, sobre aquellos que ni en la paz de la noche escapan al desvelo por las condiciones de individuos a quienes ni siquiera conocen, seres concebidos para padecer el dolor ajeno.
Quizás no sea un privilegio sufrir por otros, pero sí, un don único, para Seres únicos, como el maestro Jesús, y el príncipe Siddhartha, entre otros, dueños de la mayor espiritualidad.
El Cristo, en lugar de buscar su gloria personal, prefirió inmolarse, para sacar a la humanidad de las tinieblas generadas por los que asumieron la manipulación como herramienta para señorearse y mostrarse como únicos y verdaderos dioses, y despojarnos de nuestro Libre Albedrío.
El Buddha, respondió a la espiritualidad, cuando abandonó la riqueza y el poder, para irse a convivir con los pobres, por eso, al analizar su figura, creo que Gautama el Buddha, tiene una historia más prolífica que el hijo de María.
Porque el hombre lucha por tener aquello que le permita comprarlo todo, sin embargo, él lo dejó todo, para conocer ese mundo de injusticia que a su espalda existía. Pero no menos grandeza mostraron nuestro Enriquillo y Bonao.
El primero, como el Buddha, abandonó la buena vida que les ofrecían “evangelizadores”, para colocarse al lado de los desafortunados. Bonao, héroe desconocido, demostró ser otro preocupado social por su atormentada raza.
Posiblemente, fuera el primer indio evangelizado en América, que se dedicó a cristianizar a sus iguales, pero al saber de sus martirios, abandonó esa doctrina, que no sólo les esclavizaba, si no, que los degradaba espiritualmente.
Como Juan, los llevaba a un riíto de Bonao, para mediante el bautizo convertirlos al cristianismo en sus aguas, y luego, ahí mismo, los llevaba a despojarlos de dicha condición, bajo la invocación “Iyi ayá bombé” (“mejor muertos, que cristianos”).
Fue confinado en una Mazmorra, donde fueron ofreciéndoles su libertad a cambio de humillarse y aceptar la política colonial para ganarse el Cielo. Entonces les preguntó ¿Los blancos van al Cielo? Al responderle afirmativamente, Bonao respondió, “entonces, yo no quiero ir al Cielo, para no encontrarme con ellos allá”.
Los ejemplos de esos hombres, inspiraron al uruguayo Pepe Mujica, quien llegó al poder y abandonó su cargo en las mismas condiciones en que entró, porque su preocupación no es de cuánto se puede acumular personalmente, si no, lo que debía aportar en beneficio de los desposeídos.
Los dominicanos tenemos la desgracia, que esa bella historia, incluyendo una de la cual se mofan algunos, “Historia Patria”, fue sacada de las escuelas, y la misma sociedad aplaude a perversos que se enriquecen con el Estado.
Quienes desconocen ese sublime proceder de aquellos prohombres, no tienen otro guía que los malos ejemplos aprendidos de los mal llamados líderes de masas, donde sus preocupaciones es dejar por siempre ricos a los suyos.
Desaparecieron jóvenes valores, que desde un Club Recreativo, difundían brillantes ideas, regadas como semillas fértiles que dieran buen fruto. De ahí, que Juan Bosch, otro preocupado social, se equivocó al pensar en un Partido para servirle al pueblo.
Muchos peledeistas prefieren vivir indignos ricos, que pobres con una "dignidad", con la que nadie compra carros caros y mansiones. Jamás seguirán sus pasos, los de Gandhi, Teresa de Calcuta, ni de otros que se escapan a este cerebro debilitado.
Twitter, @alexalma09