Por Yaeli Baez/ Periodista-Bani

A diario nos topamos con personas que quieren llevar una vida tan perfecta donde no hay cabida a los errores, buscan la manera de tener todo bajo control, sin darse cuenta que se están perdiendo de lo más bonito y gratificante de esta vida, ser feliz.

Los ves corrigiendo los errores de los demás y no ven el cúmulo de sus propias faltas, tratando de ocultar en el otro lo que por dentro ellos mismos no soportan; provocando así un mar de complejos y amarguras que tratan de ocultar, dejándose ver como seres superiores a los demás.

Corrige primero tus faltas para que puedas corregir con propiedad la de los demás.
Existen aquellos que se envuelven en una coraza para no dejar ver sus debilidades, por temor a ser lastimados, rechazados o pisoteados. Asumen una actitud que lastima hasta el más inocente.

De qué sirve vivir así, queriendo controlarlo todo, si al final de la jornada cuando te ves solo/a, miras a los lados y no tienes con quien contar tus penas o alegrías. De qué te sirve tener supuestos meritos, si no te ayudan hacer mejor persona.

La vida es una ruleta en donde todos estamos en ella, y en cualquier momento puede parar y quizás no se detenga en el mismo lugar donde quisieras estar.
Recuerda que la felicidad no está en las grandes cosas, sino en esas pequeñas que la vida te ofrece, aprovéchala que es gratis y Dios te la ofrece solo una vez.

TOMADO Primer Momento.co m